REPERCUSIONES DE LO QUE HACES MAL

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MARIO

Todos me miraron de forma acusadora.

— ¿Por qué me miráis a mí? — pregunté confundido.

— Samantha... Estás... — empezó a decir Ricardo, pero fué interrumpido por Mattia.

— Bro ¿La has dejado embarazada?

— ¡¿Por qué estáis tan seguros de que he sido yo?! — pregunté dolido porque mis amigos me acusaran de algo así.

Aunque sí que sea verdad.

— Porque estás detrás de ella, no lo has negado, y Samantha hace mucho tiempo que no lo hace con André — dijo Arianna.

Ricardo se levantó, me miró de forma indescriptible, en su mirada había rabia, pero había melancolía, también confusión...

— Es una cría ¿Como has podido hacer eso...? — dijo mirándome.

— Ricardo... — intentó decir Samantha.

—¡ Tu sabías qué mi hijo estaba enamorado de ella! — me gritó a la cara.

— ¿Y es por eso por lo que no se puede volver a enamorar? — le respondí, las lágrimas se me acumularon en los ojos, ahora había empezado a asimilar que iba a ser padre.

— Ricardo, mi hija está enamorada, no se puede hacer nada.

— Hasta que no la mandaste a este a vigilar estaba bien.

— La estaban siguiendo — dijo el padre de Samantha.

— Lo único que me quedaba de mi hijo era ella.

— Debes aprender que mí hija no es un recuerdo, sino una adulta que puede tener una vida.

— Me voy.

— Ricardo... — Samantha estaba llorando.

Pero Ricardo no miró atrás, solo se fué.

— ¿Puedo ir a mi habitación? — preguntó Samantha.

— Claro, te acompaño.

— No hace falta — me dijo mirándome a los ojos.

Ella se fué y su padre se pasó las manos por la cara.

— ¿Va a ir a la gala? — preguntó Fabio.

— Si. — respondió su padre.

— ¿Pero y si las cosas se tuercen? — preguntó Eduardo

— No lo harán, no lo voy a permitir.

— Joder... — me pasé las manos por la cara.

— Oye — Arianna me llamó la atención — es mi amiga, una de las pocas que he podido tener con este trabajo, y no quiero que la desperdicies, no puedo perderla, y tu tampoco, lleva a tu bebe en la barriga, ya puedes estar detrás de ella las veinticuatro horas y esforzarte para que ella no te mande a la mierda antes de los nueve meses.

— No es tan fácil, acabamos de empezar, íbamos a esperar un tiempo para deciroslo.

— Entonces yo no veo el problema.

— ¿La vas a llevar a ella al baile?

— ¿Al de la familia? — preguntó Andres.

— Si, tu tío te ha insistido en que traigas a alguien.

— ¿Cuándo es? — pregunté, aunque sabía perfectamente la fecha.

— El 31 de diciembre, es en dos semanas, lo sabes, llevala, le hará ilusión — dijo Mattia.

ENTRE BALAS Y LEYES [#1 LEY Y CAOS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora