Cuatro meses después.
-Bueno, cómo te vá, ¿Derek te vuelve a molestar? - me preguntó Mario al teléfono
- No, de hecho, ha traído a Laura, está obsesionada con el bebé, y dice que se siente dolida porque no se lo dijera antes, ella dice que será la mejor tía de este bebé y que le va dar tantas chuches que se volverá tan gordo que no cabrá por la puerta.
-Espero que vaya en broma.
-Hablando del bebé... - dejé la frase en el aire.
-¿Qué pasa? - preguntó Mario preocupado.
-La semana que viene tengo una radiografía, en la que me pueden decir si es niño o niña.
-¿La semana que viene? - preguntó.
Yo sabía que había sido apresurado, pero es que me lo dijeron hace un tiempo y no supe cuándo decírselo.
- Si, es que... la doctora me dió cita para esa hora....
- No se... estoy un poco ocupado últimamente, ya sabes...
Mierda, sabía que debería de habérselo dicho antes, pero tenía miedo, la barriga había empezado a crecer mucho, había cambiado mucho, ahora estaba gorda, me costaba caminar y me estaba haciendo pis cada dos por tres, por no hablar de los cambios de humor o las hormonas,
- No hace falta que vengas si no puedes...
- No, no es eso, yo quiero estar ahí contigo... Mira, lo intentaré.
- De acuerdo... - dije
- Me tengo que ir, luego te vuelvo a llamar.
- Vale...
Después de colgar me puse a llorar, como os he dicho no lo podía controlar.
Alguien picó a mi puerta y abrió, mi padre, me vió llorando encima de mi cama.
- ¿Qué pasa? ¿Ha pasado algo con Mario? - preguntó.
- No, es que... la semana que viene tengo una radiografía, en la que nos dirán el sexo...
- Hija, habrás de darme más información, porque no sé qué tiene de malo eso...
- Mírame, papá. Mario me dejó cuando la barriga no había crecido ¿Qué va pensar? Ahora estoy gorda, lloro por tonterías, tengo las manos de mantequilla, no me puedo agachar ni a tocarme las rodillas y me estoy meando cada dos por tres.
- Hija, Mario te va a querer siempre, estés como estés, además, estás preciosa, eres la mamá más guapa que he visto en mi vida.
- ¿Por qué proteges a Mario si no te cae bien? - pregunté.
- Porque... tu lo quieres, y él te quiere.
- Gracias papá - aunque ya no me sentía mal, seguía llorando desconsoladamente.
- ¿Por qué sigues llorando? - preguntó mi padre.
- Porque ahora encima tengo que ir al baño, y no puedo parar... - empecé a levantarme de la cama secándome las lágrimas.
Una semana después.
Me dirigía hacía la consulta, sola, Mario no había podido venir, y no quería que otra persona que no fuera mi prometido supiera el sexo de mi bebe antes que él.
Solo mi padre sabía dónde estaba, había esquivado a todos y había apagado mi teléfono, ultimamente me sobreprotegían demasiado, y sabía que detrás de todo eso estaba Mario, ya que habían llegado amenazas de quienes me seguían, actualmente era la chica más joven y con más dificultades para encontrar, llevaba más de cinco años en busca y captura, los que me quieren me quieren viva, me quieren torturar para que les diga dónde escondo las cosas de Alessandro, el dinero, la jollas, TODO, pero eso era algo en lo que yo ya no pensaba, cada vez que lo hacía me estresaba, sentía que lo hacía todo mal, y el bebe se estresa conmigo, lo notaba, todavía no había notado ninguna patada cosa que era extraña- segun el medico- aunque no era mala.
ESTÁS LEYENDO
ENTRE BALAS Y LEYES [#1 LEY Y CAOS]
Teen FictionSamantha Mancini, una abogada italiana de veinte años con muchos pretendientes, que esconde unos cuantos secretos que no piensa desvelar. Mario Cascio , un mafioso de la misma edad que la contrata para que lo saque de un pequeño lío de su padre. Su...