Hoy era el día, había estudiado toda la noche el caso, me había metido en el interrogatorio que le hicieron a Marco ,lo había investigado a más no poder, había encontrado cosas, es decir creo que me puedo dar el lujo de decir que puedo hacer que Marco no salga con todos los cargos que les han puesto desde un principio
En cuanto al sueño... No era el único, había estado una maldita semana soñando sueños similares, donde besaba a Mario y Alessandro decía que lo olvidase. Había estado evitando a Mario pero aun así soñaba con él, además, no se si yo era la única de los dos que lo notaba, pero cada vez que nos veiamos no podía evitar sentirme incomoda, por cosas como que decía algo con doble sentido o se acercara mas de lo debido, al principio no me sentia asi, pero ahora... Dios, ahora cada vez que lo veía era como si tuviera fuegos artificiales en todo el dichoso cuerpo, y por no hablar de las bromas que hacian los demas, despues de que pasó toda la incomodidad, y todos volvieron a sus estados de ánimo habituales empezaron ha hacer bromas del beso, si, de nuestro beso, el de la piscina, ahora solo podía soñar con eso y me estaba volviendo loca.
—Vamos Samantha, que vamos a llegar tarde — me metió prisa Mario.
— Que si, que si, ahora voy — dije yo cogiendo mi bolso y mi móvil.
Salimos a la calle y ya había un coche esperándonos, Jim se bajó del asiento del conductor para dejar sentarse a Mario, no le gustaba que alguien condujera por el, en cambio tenía un chofer personal, al que pagaba para que nos trajera los coches y después no hiciera nada, Mario era muy inteligente,eso no te lo niego, pero a veces era muy tonto, sobre todo con el tema del dinero. Nos metimos en el coche y lo arrancó, salimos por la puerta principal.
— Oye, tengo que hablar contigo — dijo él sin apartar la mirada de la carretera.
— No pienso hablar de Alessandro, ni nada relacionado— le avisé.
— No puedes posponer lo inevitable — dijo él.
— No lo pospongo, solo lo evito — dije yo sin mirarlo.
— Si supieras cuantas veces he intentado hacer eso con otras cosas...
¿Qué?
— Solo tienes que escucharme, por favor.
— Vale— respondí.
— He pensado sobre las misiones... Y quiero que vengas, en fin, si quieres cobrar más yo te puedo dar mas, pero quiero que te pienses lo de venir a las misiones con nosotros, Arianna también estará, y creo que te vendrá bien, no te conozco mucho, pero esta semana te he visto distante, y creo que es lo mejor para ti y para todos... — dijo él.
— Si.
¿Si? ¿Por qué había dicho que sí?
— ¿Si?
— Si, Pero no me subas mas el sueldo, no necesito tu caridad.
—No es caridad si soy tu jefe— afirmó él. Lo que me pareció una tontería, le acababa de decir que no quería que me diera más dinero y él me insistía.
— ¿Quieres que lo haga?Pues deja de darme dinero, ya me hospedo en tu casa, te robo la comida y el desplazamiento, ¿Como me voy a valer por mi misma?
— Vale, vale— se rindió.
Ya habíamos llegado al juzgado, creí que sería un viaje más largo. Entramos en el juzgado y Mario fué hacia recepción, mientras que yo me iba a otro lado para ver un mensaje que me acababa de llegar.
Cindy 😀 : Oye ¿Sigues viva o ya te ha matado? Tengo que hablar contigo.
: He decidido que voy a volver a Francia con mi madre, mi madre me ha conseguido una plaza para su agencia de modelos, empezaré a modelar en cuanto llegue.
: Lo siento 😭.
Yo:¡QUE!! No me lo creo, ¿tu sabes cuantas veces has estado peleandote con tu madre y quejandote de que te quiere meter en eso? y ahora vienes tu y me dices que estas en un avión dirección francia.
: Pero buno, espero que te valla bien
Espero verte en las pancartas de la calle 🙂
Si, se lo que vais a decir, un poco sosa la despedida, pero tenéis que entender que no es algo que se me de bien, es decir, ahora tenía cosas más importantes de las que ocuparme.
Vi a Mario acercándose hacia mi.
— Aquí tienes tu pase de visitante— dijo él dándome una tarjeta de identificación.
— Gracias.
Fuimos hacia la puerta donde era el juicio, dios... Estaba nerviosisima.
Porque si lo pensais bien me jugaba mi vida.
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ENTRE BALAS Y LEYES [#1 LEY Y CAOS]
Roman pour AdolescentsSamantha Mancini, una abogada italiana de veinte años con muchos pretendientes, que esconde unos cuantos secretos que no piensa desvelar. Mario Cascio , un mafioso de la misma edad que la contrata para que lo saque de un pequeño lío de su padre. Su...