UN MÉS DESPUÉS...
— Creo que está todo bien, hemos conseguido regular el hipertiroidismo, así que vas muy bien — me dijo mi ginecóloga.
— Dios mío, es el mejor regalo de cumpleaños que me podían haber dado — dije poniéndome la mano en el corazón.
— Felicidades.
— Gracias de verdad
Empecé a recoger mis cosas mientras me colocaba bien la ropa.
Mario pagaba junto conmigo a la mejor ginecóloga de todo México, porque no había manera de hacerle cambiar de opinión.
La barriga se empezaba a notar un poco, no excesivamente, pero si me veías con ropa muy ajustada podías notar que había engordado.
Salí de la consulta y me metí en mi coche, porque, sí, chicos, ya tenía un coche, y precioso, un Audi A8 color negro, lo había pagado todo de una vez, la verdad es que le narcotrafico te dá mucho dinero, además, yo tenía mucho dinero ahorrado.
Cogí el teléfono para llamar a Mario, pero no contestaba, era algo extraño, desde que lo llamé de madrugada hablábamos todos los días.
Me fuí a casa, donde se suponía que estaba mi padre y quizás Derek, Cesar y Maria, quienes pasaban mucho tiempo en casa.
Pasé el límite de velocidad varias veces, y casi atropello a varias personas, pero me dió igual, estaba llamando a Mario muchas veces y no contestaba, lo cual no era de su estilo, llamé a nuestros amigos, pero tampoco contestaban, eso me preocupó más.
Cuando llegué a casa aparqué el coche en la puerta y me apresuré a entrar.
Cuando entré en casa casi me da un infarto al ver a todas las personas tirar confeti y gritar al unísono: ¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS!!
No supe como reaccionar hasta que no ví a Mario, también a Arianna, hasta a Nicola, con quien no me llevaba muy bien. Mario se acercó a mí mirándome a los ojos y entonces reaccioné, corrí hacía él y me tire en sus brazos, me cogió en un abrazo y después de poder volver a respirar le dí un gran beso en los labios.
Todo el mundo aplaudió y la gente se me acercaba para desearme feliz cumpleaños. Antes de que pudiera reaccionar a nada Maria y Arianna se me acercaron por detrás para decirme que una sorpresa me esperaba en mi habitación.
Subí mientras ellas me seguían, había hecho buenas migas con Maria, era muy amable e inteligente, y tenía unos planes para el futuro que nadie nunca se imaginaría.
Y Arianna... Arianna era... Era una chica que sé que me apoyará y lo ha hecho a lo largo de estos siete meses en los que me ha conocido.
Cuando entré en mi cuarto un vestido rojo apretado, corto y sin mangas me esperaba en la cama estirado.
Miré a mis amigas sorprendida. Y sin pensárselo dos veces empieces a quitarme los pantalones para ponerme el vestido.
Una vez lo tuve puesto me miré en el espejo, era precioso, y no se como pero la poca barriga que había crecido ya no se notaba, me encantaba ese vestido, me giré hacía mis amigas y me miraron con brillo en los ojos.
— Estas guapisima — dijeron al unísono.
— Gracias.
Bajamos las escaleras y todo el mundo me miró, aplaudieron y ví a Mario al final de las escaleras.
Bajé rápidamente, con las botas que me había puesto, porque no me podía poner tacones.
—¿Me permites un baile? — preguntó dándome la mano.
— Claro — le dije dejándome llevar.
Nos pusimos a bailar.
Cuando nos cansamos fuimos a la cocina donde algunas personas nos servían vasos con sustancias que desconocía.
— Un vaso de agua por favor — pidió Mario.
— No hace falta que bebas agua — dije diciéndole al camarero que me ponga otro.
— Da igual, aquí no venden alcohol.
— ¿Bromeas?
— Yo he planeado todo esto, no bromeo, no he puesto alcohol.
— Ahora parece un baile de instituto.
***
Entramos en la habitación entre beso y beso, él me cogió de la cintura con su mano derecha y con la izquierda me cogió la nuca para profundizar el beso.
Me empezó a desabrochar mi vestido rojo quedando en ropa interior, me tiro a la cama, mire sus ojos que se volvieron oscuros por la lujuria. Le empeze a quitar la ropa mientras me besaba, de repente mordió mi labio inferior haciéndome gemir, en aquel momento introdujo su lengua en mi boca comenzando una pelea entre nuestras lenguas, fue bajando por mi mejilla hasta mi cuello donde empezó a succionar haciendome gemir.
Tenía que admitir que se sentía realmente bien, nuestros cuerpos sudorosos y calientes se complementaban a la perfección, su cuerpo esbelto y alto encajaba con el mío que era todo lo contrario. Nuestras lenguas danzaban la una con la otra en un baile interminable. Podía sentir en la desesperación de sus besos de cuánto me había echado de menos. Yo también quería demostrarle con acciones lo mucho que lo eché de menos.
Decidí demostrarlo girándolo sobre la cama quedando encima de él, comencé a bajar poco a poco hasta llegar a su abdomen donde él sacó un pequeño gruñido de placer, le quite su boxer y después me metí su miembro en la boca bajando y subiendo, él me cogió del pelo y me empujo hacia abajo haciendo que su grande llegara hasta mi garganta haciéndome gemir varias veces.
— C-creo que m-me voy a correr Sa-Samantha — gimió Mario con voz agitada.
Cuando me dijo eso empecé a ir más rápido.
Me cogió de la cintura, me giró, y empezó a masajear mi clítoris, introdujo un dedo haciendo que gimiera, luego metió dos dedos de golpe haciendo que gritara de placer, empezó a sacarlos y meterlos rápidamente, cuando vio que ya estaba preparada me saco sus dedos e introdujo su miembro de golpe haciéndome gritar de dolor y placer.
– Agh aah m-maas— dije mientras gemí
Empezó a ir más rápido haciéndome gemir más alto, de repente se escuchó mi móvil, lo cogí y mario asintió diciendo que lo cogiera.
Era Maria.
—Ho-hola, que quieres?? – dije intentando no gemir ya que Mario seguía al mismo ritmo
— No, nada que te echaba de menos — dijo con una voz que molestaría a cualquiera en estas circunstancias
— No me podrias llamar luego, esque ahora estoy ocupada-aah.
— Aaa bueno ya veo que estas ocupada samantha — dijo con voz sospechosa
— Siii estoy super ocupada Maria.
— Como se nota que ha llegado tu Mario — dijo ella
— Si, ha llegado mi Mario, por eso estoy ocupada — dije con voz agitada , ya que me iba a correr.
— Os habéis ido muy rápido de la fiesta.
— María, de verdad que estoy ocupadísima... Ahh...
— Aaa bueno te dejo que si no vas a perder tu tiempo con él, adiós.
— A-aadiooos— dije rápidamente.
Después de colgar la llamada por fin pude terminar.
— Me voy a duchar Mario — dije con voz agitada después de lo sucedido.
— Nos vamos a duchar, querrás decir¿No?
Fuimos juntos a bañarnos y claramente lo hicimos otra vez. Esto me traía recuerdos de cuando concebimos al bebé. Aunque todavía no sabía cuál de las veces fué.
Después de ducharnos nos acostamos en la cama y me acurruque encima del pecho de Mario, él me tapó con una sábana, después de unos cuantos minutos me quedé dormida sobre él y él también se quedó dormido.
Por fin pude dormir porque ya no me sentía sola, el culpable de mi insomnio ya estaba aquí.
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ENTRE BALAS Y LEYES [#1 LEY Y CAOS]
Novela JuvenilSamantha Mancini, una abogada italiana de veinte años con muchos pretendientes, que esconde unos cuantos secretos que no piensa desvelar. Mario Cascio , un mafioso de la misma edad que la contrata para que lo saque de un pequeño lío de su padre. Su...