Había pasado el tiempo muy rápido, ya era el día, ya, no me lo imaginaba así, sentía mariposas en el estomago como cuando empecé a conocer a Mario.
Las chicas me habían arrastrado de la cama mientras Mario ya se había levantado.
No querían que nos viesemos antes de la boda, así que me llevaron a un salón que habían alquilado para que nos prepararnos. La emoción y los nervios se mezclaban en mi interior mientras me ponían el vestido de novia, me peinaban y me maquillaban. Todo estaba listo para el gran momento.
Finalmente, llegó el momento de la ceremonia. Caminé hacia el altar con mi padre a mi lado, mientras veía a Mario esperándome con una sonrisa en su rostro. El sol brillaba en el cielo, el viento suave acariciaba mi rostro y el amor llenaba mi corazón.
Mi mirada brilló cuando ví a todo el mundo vestido de rojo, eso lo habñia hecho Mario, habian rosas rojas por todo el lugar y hasta Valentina estaba vestida de rojo, él en cambio, no fué tan vestido de rojo, sino con un smoking negro con una comisa roja y un pañuelo rojo.
Empecé a llorar cuando mi padre me dejó en el altar.
Pude visualizar a mí madre, con lágrimas en los ojos, también estaba Tomás, y Ricardo, pero no ví a nadie más de parte mio. Ví al padre de Mario, al qual no quise ni preguntarme que hacia aquí si debería estar en la cárcel.
Antes de lo que me esperaba llevaba un ramo de rosas en las manos y Mario estaba leyendo sus votos.
— Sami, Bianca, Valeria, o como quieras que te llame: Desde el primer momento en que te vi, supe que eras especial. Tu sonrisa iluminó mi mundo y tu corazón tocó el mío de una manera que nunca había experimentado antes. Eres mi luz, mi alegría, mi todo.
Prometo amarte con todo mi ser, cada día de mi vida. Prometo cuidarte, protegerte y ser tu apoyo incondicional en cada paso del camino. Prometo ser tu compañero en las alegrías y tu refugio en las tormentas.
Eres la persona con la que quiero construir un futuro, compartir mis sueños y mis miedos, y crear recuerdos inolvidables juntos. Prometo ser tu alma gemela, tu mejor amigo y tu amor eterno.
Me comprometo a escucharte, a comprenderte y a estar a tu lado en cada desafío que enfrentemos. Estoy agradecido por tu amor, tu paciencia y tu bondad, y me siento bendecido de tenerte en mi vida.
Hoy, en este día tan especial, te prometo amarte incondicionalmente, respetar y valorar todo lo que eres. Eres la persona con la que quiero compartir mi vida, mis sueños, mis alegrías y mis tristezas. Eres mi todo, mi amor eterno, mi razón de ser.
Te amo más de lo que las palabras pueden expresar, y estoy emocionado de ser tu compañero de vida, de enfrentar juntos el futuro con valentía y amor. Estoy ansioso por construir una vida juntos, llena de amor, felicidad y complicidad.
Samantha, eres mi todo, mi amor eterno. Prometo amarte y honrarte todos los días de mi vida, hasta el final de los tiempos.
No me creía lo que veía, Mario lloraba, yo lloraba, todo el mundo lloraba.
Apenas me quedaba voz para decir los míos.
— Mario, desde el primer día en que te vi, supe que serías peligroso para mí, no en el mal sentido, sino en el mejor de los sentidos. En este tiempo juntos hemos podido experimentar muchas cosas, a pesar de lo jóvenes que somos, hemos logrado superar retos aparentemente inalcanzables. Recuerdo aquel día en que me dijeron que estaba embarazada, fue una noticia que me impactó profundamente. Una mezcla de emociones recorrió mi cuerpo, desde la tristeza hasta la emoción abrumadora.
Gracias a ti, he logrado reencontrarme con mi padre, superar miedos que creía insuperables y sopesar ideas que antes me parecían inalcanzables. Antes de conocerte, estaba al borde del abismo, pero tú llegaste a mi vida como un rayo de luz, como un salvavidas en medio de la tempestad.
Tu amor y tu apoyo incondicional me han dado la fuerza para seguir adelante, para enfrentar cada desafío con valentía y determinación. Eres mi compañero de vida, mi confidente, mi mejor amigo. Juntos hemos construido un camino de amor, de superación, de complicidad y de crecimiento.
Hoy, en este día tan especial, quiero prometerte que estaré a tu lado en cada paso del camino, que te amaré y te respetaré en la salud y en la enfermedad, en la alegría y en la tristeza, todos los días de mi vida. Eres mi todo, mi amor eterno, mi razón de ser.
Mario, gracias por ser el faro que ilumina mi camino, por ser el amor que llena mi corazón. Te amo con todo lo que soy y todo lo que espero ser. Te prometo amarte y honrarte todos los días de mi vida, hasta el final de los tiempos.
La voz se me quebró a la mitad, pero no podía parar de mirar a Mario, estaba ilusionado, me había costado mucho hacerlos, sacaba a la luz todos mis sentimientos y en eso yo no era una experta.
El momento de intercambiar los anillos llegó, y con él, el momento de unir nuestras vidas en matrimonio. Las palabras de nuestro amor resonaban en el aire, llenando el espacio con una energía positiva y amorosa. Mario y yo nos miramos a los ojos con la certeza de que estábamos dando un paso importante juntos, uniendo nuestras almas en un compromiso eterno.
Las lágrimas de emoción se mezclaban con las sonrisas felices de nuestros seres queridos, que compartían con nosotros ese momento tan especial y único. La magia del amor llenaba cada rincón, haciéndonos sentir completos y plenos.
Al final de la ceremonia, nos fundimos en un abrazo cargado de significado, sabiendo que juntos éramos más fuertes, más valientes y capaces de enfrentar cualquier desafío que la vida nos pusiera por delante. Miré a Mario con gratitud y amor en el corazón, agradecida por tenerlo a mi lado como mi compañero de vida, mi apoyo incondicional y mi amor eterno.
La celebración continuó con alegría y felicidad, con risas, bailes y brindis por nuestra unión. El amor se palpaba en el aire, recordándonos que el amor verdadero es la fuerza más poderosa que puede existir en este mundo.
Después de la boda, cuando llegamos a casa, después de dejar durmiendo a Val, Mario y yo nos fundimos el uno con el otro en la cama, dejando besos y abrazos llenos de añoranza y complicidad.
ESTÁS LEYENDO
ENTRE BALAS Y LEYES [#1 LEY Y CAOS]
Teen FictionSamantha Mancini, una abogada italiana de veinte años con muchos pretendientes, que esconde unos cuantos secretos que no piensa desvelar. Mario Cascio , un mafioso de la misma edad que la contrata para que lo saque de un pequeño lío de su padre. Su...