UN REENCUENTRO Y UNA NUEVA INCORPORACIÓN

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De repente vi todo negro. No sabía dónde estaba. Todo estaba del revés. Ya no me acordaba de con quién estaba hablando.

Algo duró chocó contra mí y escuché gritos, de repente había mucha luz, el corazón me iba a mil, o tal vez iba muy lento, no lo notaba.

— Señorita, necesito que abra los ojos.

— Ayuda.

— Señorita no se duerma.

— Mario...

Sentí que me llevaban en algo que se movía. Una camilla.

Después de eso no sentí nada más que un gran peso sobre mis párpados.

Me desperté en una habitación blanca e iluminada. La luz me cegó completamente. Pero no estaba sola, Mario estaba dormido en el sillón de al lado.

— Mario.

Lo desperté desde la camilla, él se despertó desconcertado, en cuanto me vió corrió hacia mí.

— Samantha... — dijo en cuanto me pudo tocar.

— ¿ Qué ha pasado?

— Te desmayaste.

Ahí recordé todo, lo que me había dicho Mario antes de perder el conocimiento, a Ricardo , el trato de Mario con la policía, mi padre...

— Ricardo, mi padre...

— Te lo explicaré luego pero, la policía está fuera, esperando para que prestes declaración

— Vale.

La policía entró, tres agentes uniformados, iban en grupo, se sentaron en tres sillas que habían en la habitación.

— Buenos días señorita.

— Buenos dias.

— Solo queremos verificar algunas cosas sobre la aparición de Ricardo Caruso en la casa que usted comparte con Mario Cascio.

— No sé sí recordaré mucho, pero de acuerdo.

— ¿De qué conoce usted a Ricardo Carusso?

— Conocía a su hijo, era una amiga suya, Ricardo me ayudó mucho.

—¿ Qué relación tienes con Mario?

— Señor creo que eso no es de su incumbencia.

— De acuerdo. ¿Cuál crees que es la razón por la que Ricardo se presentó en su casa y no en la de otra persona?

— Se lo he dicho, somos buenos amigos.

La doctora entró alterada en la habitación.

— Señores, me temo que tienen que irse inmediatamente.

— ¿Qué pasa doctora? —preguntó uno de los agentes.

— Tengo que hablar con la paciente urgentemente.

— De acuerdo, de todos modos, ya habíamos terminado.

En cuanto los tres hombres se fueron la doctora se colocó a mi lado.

— Samantha, soy de parte de Mario, estoy infiltrada, pero te tengo que decir algo —me dijo quitándose unas gafas que llevaba.

— ¿Qué pasa? — Pregunté preocupada.

— He investigado los análisis y tienes la hormona HCG.

— ¿Qué hace esta hormona?

— Es la hormona que producen las embarazadas.

ENTRE BALAS Y LEYES [#1 LEY Y CAOS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora