UNOS TACOS Y LA LLAMADA NOCTURNA

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SAMANTHA

Nos acababamos de subir al avión, mi padre y yo íbamos en primera clase, mi padre me había pagado el viaje, supuestamente él tenía un amigo.

Pero mi mente no pudo olvidar a Mario, su historia familiar, y por supuesto, la historia de cómo me conoció. Tengo que reconocer que me sorprendió que me lo explicará.

— ¿Qué tal te ha ido el viaje con Mario? — preguntó mi padre.

— ¿Por qué estás tan interesado en mi vida amorosa y personal?

— Quiero nietos, vivos, y tu eres la única hija que tengo.

— ¿Conociste a la madre de Mario? — le pregunté.

— Sí, la ví un par de veces, pero apenas hablé con ella, no me dió tiempo, hubo un pequeño incidente.

— Mario me lo ha contado...

Mi padre inspiró hondo.

— Su matrimonio estaba roto.

— ¿Cómo lo sabes?

— Porque Marco no lloró, cuando no te importa, cuando no te salen las lágrimas... significa que tarde o temprano pasaría algo malo, estaba irremediablemente roto.

Mi padre hablaba desde el corazón, como... como si lo hubiera pasado con la propia piel.

— ¿Hablas por experiencia propia?

— Lloré mucho cuando os dejé a tu madre y a tí, cuando supe que tenía una hija, fué el día más feliz de mi vida...

— ¿Qué hiciste cuando dejaste a mamá?

— Fuí a México, y... Me metí en el narcotráfico de drogas, aunque yo ya estaba en la mafia, después empecé a trabajar para Ricardo, y unos años más tarde apareciste tú, con tus cosas, diciendo que te habías escapado de casa.

— Recuerdo ese día, el novio de mamá, intentó pegarme, pero no me dejé, no lo iba a permitir...

— Ya...

— ¿Quién es ese tal Derek? — le pregunté cambiando el tema.

— És el primo de Mario, el hijo de Enrico, su madre era mexicana, se lo llevó a México cuando se enteró, no quería que se lo llevará para Italia, así que los ayudé.

— ¿Ellos se llevan bien? — me extrañó que Mario no me lo hubiera dicho.

— Sí, de hecho Mario lo ha ido a visitar muchas veces... Tiene una hija, Preciosa, se llama Laura, es pequeña...

No contesté... Sin darme cuenta me estaba quedando dormida... Pero no me podía dormir, algo me lo impedía, no se que me pasaba.

— ¿Tenemos casa? — le pregunté a mi padre.

— Sí, tengo una casa de dos plantas y de cinco habitaciones, me paso gran parte del año allí, así que está bien cuidada.

Seguía pensando en Mario, no lo podía evitar, llevaba gran parte de la semana pensando en él, sea para lo bueno o para lo malo... Lo hacía.

— ¿Sigues hablando español? — preguntó.

— Sí, hablo español, inglés, italiano y francés — dije en español.

— Será mejor que hablemos en Español allí, lo que sea estrictamente necesario si lo podremos decir en italiano, pero a los de allí no les gustan los forasteros... Sobre todo los que hablan en otro idioma, creen que traman algo.

— El problema papá, es que nosotros tramamos algo.

— Ellos no lo saben — nos miramos con complicidad — Duerme, cuando lleguemos no podrás descansar mucho...

ENTRE BALAS Y LEYES [#1 LEY Y CAOS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora