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— Cariño, ven por favor — dijo él con los ojos llorosos.
— Prométeme que no te irás — le dije.
— Sabes que no te puedo prometer eso.
— ¿Por qué?¿ Por qué tuviste que dejarme? — dije yo avanzando hacia él.
Cuando llegué hacia él me cogió de las manos.
— No llores mi pequeña — dijo él limpiando mis lagrimas.
— No te vayas.
Pero él empezó a desvanecerse, no solo él sino todo el mundo que habíamos construido.
— Sé feliz, olvídame — dijo él antes de desvanecerse.
— Como voy a ser feliz, si tu no estas aqui.
Vi cómo todo se volvía blanco y el mundo se me venía encima.
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Levanté la cabeza asustada, no sabia por que me asustaba, todos los dias tenia sueños parecidos.
Estaba sentada en la cocina de Mario, había una barra con unos taburetes blancos y detrás de la barra estaba la cocina, tenía papeles pegados en la cara, me había dormido mientras estudiaba. Mientras lo estudiaba a él.
— Buenos días dormilona — dijo Mario con una taza en la mano.
— Ella no es muy dormilona, solo ha dormido dos horas, quizás menos — dijo esta vez Cindy.
— En eso estoy de acuerdo Cintia.
Cuando me desperezé visualicé la escena, el reloj de la cocina marcaba las seis y media de la mañana, Cindy y Mario tomando lo que creía que era café y al otro lado de la barra a mi sentada entre un montón de papeles repletos de apuntes.
—Buenos días — dije.
— Vamos, te he preparado el café, cuando termines de prepárate, llevaremos a Cintia a casa o donde sea — dijo él dejando la taza en el fregadero.
— Cindy — le corrigió Cindy.
— Siento disentir — dijo.
— Estupido.
— Infantil— rebatió Mario.
— Imbécil.
— Bueno, en menos de veintiséis minutos os quiero preparadas, tenemos mucho que hacer. Voy a vestirme — avisó Mario saliendo de la cocina.
— Te has conseguido hacer su amiga — le dije cogiendo la taza de café y apartando los papeles en los que me había dormido.
— Tu flipas, hemos estado toda la mañana tirandonos puyas — dijo ella dejando la taza en la pica.
— Puede ser que sí que tenga razón, eres un poco infantil — la chinche yo.
— Callate y tomate el café, como lo vuelva a escuchar me sangraran los oídos — dijo ella paseándose por la habitación.
— ¿Dónde quieres que te llevemos? — le pregunté sin siquiera mirarla.
— A casa — dijo ella a secas.
—¿Segura? A lo mejor Adan vuelve.
—¿Cómo sabes su nombre ? — Se dió la vuelta.
— Mario lo sabe todo — dije.
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ENTRE BALAS Y LEYES [#1 LEY Y CAOS]
Teen FictionSamantha Mancini, una abogada italiana de veinte años con muchos pretendientes, que esconde unos cuantos secretos que no piensa desvelar. Mario Cascio , un mafioso de la misma edad que la contrata para que lo saque de un pequeño lío de su padre. Su...