12. Bastian

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Termino de vestirme y un rico aroma a comida me guía nuevamente a la cocina, tener sexo con Alex me ha dejado realmente exhausto, espero que sea por el resfriado, tengo veintiocho años soy joven aun ¿No? No creo que llegar a los treinta afecte mi desempeño sexual, entreno sin falta los sábados a la mañana, como relativamente sano y bebo moderadamente, no puedo tener un bajo desempeño sexual.

Veo a Alex mover su sensual y abultado trasero mientras baila con los auriculares puestos y siento como una erección empuja mis pantalones, mierda Bastian esta chica va a matarte, la veo estirarse sobre la mesada para agarrar uno de los saleros de mesa mientras camino lentamente hacia ella, mi remera que lleva puesta se sube al esfuerzo dejándome ver el nacimiento de su perfecto glúteo. Me apoyo levemente en su espalda para que sienta mi erección en su trasero y la oigo gemir mientras yo mismo le bajo el salero de mesa con una de mis mejores sonrisas calienta bragas, y se perfectamente que la tengo donde quiero.

-No te la creas por ser tan alto señor Wesner-me da un pequeño empujón con su cadera y camina meneándose a la mesa donde la sigo embobado, dos gigantescos platos nos esperan liberando un delicioso aroma y apenas puedo esperar a sentarme para probar uno de los sorrentinos.

-Mierda Alex, esto está muy bueno-la alabo y la veo regodearse con una sonrisa mientras come tranquilamente.

-Me gusta cocinar, siempre me ha gustado.

Por alguna razón instantáneamente pienso "a ella no le gustaba cocinar" aunque quiero matarme por eso porque ya la he olvidado, ya pase página, ya estoy completamente recuperado de esa toxica mujer.

-¿Y cómo va todo?-pregunto tratando de sacar algún tema.

-Demasiado complicado ¿Sabes algo de Administración de Empresas? Creo que voy a tener que estudiar eso-suspira mientras juega con un sorrentinos antes de meterlo a su delicada boca junto a un trozo de champiñón.

-Es una buena carrera-respondo-si es que te gusta, claro.

-No tengo opción-responde rápidamente-soy la dueña de siete empresas y es una carga muy pesada-casi me atraganto al escuchar el número de empresas y tranquilamente sonríe.

-¿Cómo es eso de siete empresas?-Alex suspira y asiente.

-Es una larga historia...

-Me gustaría oírla-meto dos sorrentinos a mi boca mientras la miro atentamente y sonríe.

-Mi madre era Martha Parks, heredo las siete empresas de su padre además de millones de euros, muchas casas en todo el mundo e incluso hay una pequeña isla en el caribe con mi nombre-toda esa información me llega a borbotones, no hace más de un mes la rescate de un Bar de mala muere y ahora ¿tiene más dinero que yo? Comienza a removerse algo incomoda en su silla mientras juega con un champiñón en su plato-se casó con mi padre porque él, realmente era un buen hombre, me tuvieron a mí y me criaron en una casa normal sin tanto lujo, pero mi madre enfermo de cáncer-toma aire y se lo mucho que le cuesta esta parte así que tomo su mano y sonríe con tristeza-ella murió, antes que nada me dejo dos cosas, toda su herencia y una caja con muchas cartas porque por alguna razón sabía que las cosas no ibas a ser fáciles para mí.

-Si tenías todo eso para ti ¿Por qué estabas en ese Bar?-pregunto y sus ojos brillan con tristeza-¿Por qué no te quedaste con tu padre? ¿Por qué no usaste el dinero?-recuerdo lo que dijo el hijo de puta que trato de violarla, sé que no es el mejor de los padres pero ¿Puede ser peor que vivir en la calle?

-Mi cuenta estaba congelada hasta que cumpliera la mayoría de edad y aun así mi padre se enjuicio conmigo para poder obtener algo, mi relación con el empeoro cuando se dio cuenta que yo heredaría todo y él no tendría nada-entonces su voz se vuelve fría y calculadora mientras sus ojos se desvían hacia otro lugar-solo pude soportar estar un año con ese hombre, lo primero que hizo fue comenzar a golpearme, me maltrataba cuando aún no había superado la muerte de mi madre, luego intento comprometerme con el hijo de un japonés que tenía algo de su interés-se encoje de hombros con una tiste mueca-algún capricho de el-suspira y juguetea con sus dedos, entonces una lagrima recorre su mejilla y me acerco a limpiarla.

Mi Hombre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora