Capitulo 6. Bastian.

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-Listo-dice Alex desde el segundo piso corre por las escaleras para apurarse y me sorprende ver su uniforme sin alguna arruga o rastro de sexo en él, me ha permitido limpiar su intimidad nuevamente pero la he dejado sola para que se acomode a gusto. Salta a mis brazos del ultimo escalón y me besa tiernamente antes de darme un fuerte abraso-Gracias por todo, en serio-caminamos hasta la puerta y agarro la bufanda gris que había dejado tirada, la enrollo en su cuello tomándola por sorpresa y sonrió ante su cara de desconcierto.

-Un poco de maquillaje no ocultara ese chupón-se sonroja furiosamente y asiente colgando la mochila en su hombro.

-Gracias, otra vez-agarro su bolso de viaje y con mi brazo sobre su hombro bajamos por el ascensor hasta planta baja.

Mierda.

Hace mucho frio y solamente tengo este pantalón de algodón, ni siquiera tengo ropa interior, por suerte estoy junto a Alex que emana un dulce calor acompañado a su aroma a fresa, entonces caigo en la cuenta de algo.

-Préstame tu celular-le pido ella asiente sacando un iPod touch, el modelo, que hace cuatro años era el más sofisticado.

Frente a ella comienzo a toquetear la pantalla y agendo mi número rápidamente, me sacó una foto tomándola por sorpresa antes de que las puertas se abran y la programo para que aparezca cada vez que me llame.

-Llámame si necesitas algo-sonrío-o si simplemente quieres verme-le guiño un ojo y ella ríe sonrojada, acepta su celular con manos temblorosas pero luego el rubor desaparece de sus mejillas y parece más fría.

-No se preocupe Señor Wesner, me comunicare con usted en lo posible-abro las puertas con el código y el frío viento nos congela, ella sale y un Mini Cooper último modelo color rojo estaciona frente a nosotras, una joven de pelo negro espera dentro, quita sus caros lentes de sol para verme mejor y le sonrío, entonces sé que se ha sonrojado y clava la vista al frente rápidamente.

-Esa es mi amiga-sonríe Alex, le entrego el bolso y le doy un beso en los labios, lo suficiente suave como para no ser atrevido, pero lo suficiente dulce como para que lo recuerde.

-Hasta luego señorita Esposito-ríe y se gira metiendo sus cosas en el auto.

-Hasta pronto señor Wesner-sube al auto meneando ese sexy culo y agito una mano.

-¡Si tardas más de una semana en llamarme me enojare contigo!-la veo agitar la mano y cuando la pierdo de vista entro corriendo.

Tengo mucho frio, voy tiritando a mi piso mientras la señora del sexto me come con la mirada, ha salido a pasear a su pequeño perro como todas las mañanas, le guiño un ojo como saludo y sus caídas y arrugadas mejillas se sonrojan, retengo las ganas de reír en el ascensor porque temo que mi congelado pulmón escape por mi boca si lo hago. Entro a mi piso suspirando, sintiendo el caliente ambiente con alivio, Rex llora al lado del sillón y me mira con ojos tristes, rio mientras me acerco y limpio el brillo labial de su hocico.

-¿Te ha gustado Alex amigo?-pregunto.

-¡Ya llego!-grita mi hermano desde el segundo piso, entonces Marco y Phil se asoman ¡Jodida Mierda!

-¡Voy a matarte Lucca!-gruño, camino hasta la cocina furioso entonces los tres idiotas bajan prácticamente trotando, me preparo un café bien fuerte y me siento en la barra.

-Veo que te fue muy bien hermanito-sonríe Lucca.

-¿Esos son arañazos?-exclama Marco inspeccionando mi pecho y mi espalda.

-También tiene unos lindos besos por aquí-Phil señala mi cuello y gruño en respuesta a todos, estos idiotas se creen que soy una exposición post-sexo, antes no me molestaba esto, éramos adolescentes pero ahora es un grano en el culo.

Mi Hombre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora