17. Alexandra.

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-Tu casa es muy linda-me dice Bastian mientras subimos las escaleras de mármol al segundo piso-aunque te imagine en una más grande, como una mansión-sonrió mientras caminamos por el pasillo lleno de retratos de mi familia a la habitación principal.

-Crecí en esta casa-le digo-ahora parece muy vacía, no quiero saber lo que sería vivir en una mansión-asiente comprendiendo mientras empujo la puerta de mi habitación y lo invito a pasar.

-¿Le gusto mi cama señorita Parks?-bromea y yo asiento mientras se tira en ella.

-Gracias por venir-le digo mientras me inclino un poco para llegar a sus labios, siento como la yema de sus dedos rosan el borde del escote en la espalda causando leves escalofríos por mi cuerpo.

-¿Aun quieres esto después de que te atacaron?-me pregunta mientras se levanta de la cama.

-Nada me impedirá querer estar contigo Bastian-respondo en sus labios mientras acaricio la boca barba que ha crecido, rasposa y sensual.

Me gira sobre mis talones tomándome por sorpresa y besa mi cuello lentamente mientras sus manos recorrer el contorno de mis senos, mete sus frías manos acariciando mi piel por donde el estrecho vestido le deje espacio.

-Voy a hacer lo que he querido durante toda la noche-me dice mientras se saca el saco Armani quedando en un elegante chaleco sobre la camisa blanca, juguetea con una mano en mi nuca mientras continua engatusándome con besos sobre mi oreja, mi mandíbula y mis mejillas, entonces en vestido cae y mi sostén junto a el-Mierda, ahora que lo pienso estuviste toda la noche solamente con ese simple vestido, quiero matar a todos los que te comían con los ojos.

-Bastian-sonrió-no exageres, no todos me comían con los ojos, solo pensaban en como terminaría mis empresas-agarro dos puñados de su costosa camisa mientras con un paso salgo del vestido-ahora vayamos a lo importante querido, aun estas vestido-Bastian sonríe en mis labios mientras sus manos ya tibias recorren mi espalda hasta mi trasero y lo aprieta con fuerza.

-¿Qué haremos sobre eso pequeña?-un dedo presiona ente mis piernas robándome un gemido y arranco su pajarita mientras abro sus pantalones.

-¿Otra vez sin bóxer señor Wesner-pregunto mientras bobeo su gran erección robándole un gemido-a la mierda la ropa, te quiero dentro de mí, ahora-exijo y una mirada de diablo aparecen en sus ojos de ángel.

-Si yo me dejo la ropa-dice recostándome sobre la cama, tu puedes quedarte con esos lindos zapatos tuyos, besa mi muslo y luego el otro antes de morder el fino hilo de mi tanga con sus blancos dientes y la arranca.

-Podríamos haberla quitado o corrido-le comento mientras se pone entre mis piernas.

-Podríamos, pero la próxima vez que tengas algo así será solo por la noche, conmigo-y sin decir nada más, sin dejarme replicar me penetra fuerte y duro.

Gimo de placer mientras abro mis piernas aún más y devoro sus labios, abro su costoso chaleco de un tirón al igual que su camisa y sé que algún botón ha saltado, recorro su pecho entero con mis manos mientras adopta un continuo ritmo en mi interior, clavo mis uñas un sus hombros y las paso suavemente por su pecho haciéndolo gemir dejando una leve marca rosácea, una de sus manos viaja a mi pecho y recorre los bordes de este antes de pellizcar un sensible pezón.

-Voy a acabar-jadeo mientras el gruñe, un mano sostiene mi cadera mientras me penetra fuerte, duro y no puedo contener la necesidad de morder su labio.

Los dos gemimos mientras nos liberamos juntos, su lengua entra en mi boca jugueteando con la mía mientras una de sus manos aun recorre mi cuerpo, lo miro directamente a los ojos y sonríe junto a mí antes de pasar una maro por mi despeinado pelo.

Mi Hombre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora