-Me sudan las manos-admito en el auto mientras las froto en la piel del asiento del auto.
-Tranquila, todo saldrá bien-me alienta John mientras arregla mi camisa blanca, la cual en realidad no tiene nada malo, solo necesita mover sus manos en un intento de control-recuerda mantenerte seria, firme, escucha y has que te escuchen.
-Saque a la Jefa que hay en usted-sonríe Adam desde el volante mientras me mira por el retrovisor, asiento mientras intento no hiperventilar de los nervios; solo debo recordar respirar, solo debo recordar respirar...
Adam estaciona el auto frente a la empresa Parks, la encargada de todas las empresas que poseo y el lugar donde tendré la reunión con todos los vicepresidentes de ellas, aquí debería estar sentada yo, al mando, cuanto en realidad tiemblo ante la idea de presentarme ante seis imponentes hombres que me atacaran al verme por los errores que cometió mi padre.
-¿Lista?-me pregunta Adam y asiento, porque realmente no puedo hacer otra cosa; acomodo mi falda lápiz gris antes de ponerme una chaqueta a juego mientras John agarra fuertemente su portafolio negro. Estoy a punto de abrir mi puerta pero Adam se adelanta, decidió que ser mi chofer es parte de mi seguridad, así que ayer hicimos unos arreglos en su contrato.
Agarra mi mano caballerosamente mientras mis tacos tocan el suelo al bajar, mis piernas se han convertido en gelatina así que recibo gustosamente su apoyo en este momento.
-Recuerda querida-me dice John como todo un profesional a mi lado mientras Adam cierra la puerta detrás de el-pisa firme, mentón en alto, voz clara y mirada fija. Se la perra que llevas dentro...
-Voy a morir-murmuro mientras los tres caminamos a la entrada.
-Para eso estoy aquí señorita-añade mi guardaespaldas-para que no muera.
-Dime Alex-lo corrijo en un susurro y sonríe mientras me abre la puerta de entrada con una sonrisa.
Rubias, es lo único que veo, rubias escandalosamente huecas caminando como si esto fuera un puticlub, con los operados pechos rebotando frente a ellas meneando sus traseros de un lado a otro bajo unas faldas demasiado cortas.
-Señorita Parks-me intercepta una de las rubias a penas pongo un pie dentro, tiene un vestido negro ajuntado de tiras, unos tacones de vértigo, una carpeta negra en mano y una roja sonrisa falsa plasmada en el rostro; instintivamente mi mentón se eleva un poco como John me había dicho y espero a que continúe-llego a tiempo.
-Que no la sorprenda ¿Están todos aquí?-pregunto mirando a mi alrededor, la rubia se come con los ojos a Adam completamente embobada mientras este no se inmuta, veo como eleva una ceja sin creer la situación y aparta la vista, esta le pone una clásica mirada de puta mientras mi frio guardaespaldas sigue sin ser afectado, siento un pellizco en el brazo por parte de John e instintivamente chasqueo los dedos frente a la rubia oxigenada, esta se sorprende y me mira altaneramente de arriba abajo-Creo que le hice una pregunta-continuo en un ataque de superioridad en esta guerra de estrógeno que tengo con todas las rubias oxigenadas que me rodean, seguro las ha contratado personalmente mi padre.
-Lo lamento señorita Parks-continua apretando los dientes, le sostengo la mirada en una pequeña guerra y tras unos segundos la aparta-han llegado todos los vicepresidentes, la esperan en la sala de juntas en el tercer piso-asiento con la cabeza y camino al asesor seguida por mis dos "amigos-empleados". Todos me miran al pasar mientras cuchichean entre ellos, obviamente creen que no puedo darme cuenta, pero no son tan buenos ocultando el chismerío; les resto importancia mientras entro al ascensor y las puertas de hierro se cierran completamente frente a mí.
-¿Por qué me siento una abuela?-pregunto a los dos hombres que tengo en frente.
-A penas tiene dieciocho años, señorita-responde Adam encogiéndose de hombros.
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Mi Hombre.
RomanceAlexandra es una joven chica que definitivamente no cree en el amor, y mucho menos en los buenos hombres, o en las buenas personas. Su pasado la ha obligado a ser fuerte y ahora tras años sola se oculta bajo una actitud fuerte, desconfiada y dañina...