Mi Hombre.

18. Bastian

Sabrán de lo que hablo, solo si alguna vez tuvieron esa sensación de libertad en la que nada importa, en la que solo existes tú y la persona que está junto a ti, veo a Alex tan inocente y fuerte a la vez mientras comemos o tomamos un baño juntos que no puedo evitar querer quedarme aquí con ella siempre.

Llame temprano al idiota de Lucca cuando Alex preparaba el desayuno, le pedí que alimentara a Rex y que no dijera nada de ella en el almuerzo con mis padres que tenía programado hoy, al cual obviamente no asistí a cambio de pasar tiempo con Alex.

Para mí ella no era más que una chica frágil y herida que realmente tuvo mala suerte en la vida, pero Alex siempre sonríe, aun cuando su vida peligra y ayer intentaron atacarla, aun cuando su única familia se conforma de un Abogado y una vieja amiga adicta a las compras, aun cuando intenta ser fuerte por rescatar las empresas de su familia, aun cuando vive en una casa vacía con unos pocos empleados. No podía entenderlo, ¿Cómo alguien que cae tantas veces sonríe? No tenía una explicación lógica, pero mientras más miraba esa sonrisa fácil y brillante me hundía más en un sentimiento desconocido, puedo admirar a esta chica por ser así de malditamente fuerte.

La gente normal cuando les sucede algo, caen y no se levantan hasta después de un tiempo, pero ella... no es así. No importa que tanto la gente intente derrumbarla, se levantaba e insiste todavía más en lograr su objetivo, no tiene miedo, no derrama ninguna lagrima ni tampoco bajaba la mirada; siempre en alto.

Y eso es lo que más me gustaba de ella.

Cuando conocí a Natacha éramos jóvenes y estúpidos, tengo que admitir que siempre fui un mujeriego pero al verla quede encantado con su belleza, son su inteligencia, con su gracia, todo de ella me tenía cautivado y por primera vez luche por alguien. Estábamos en la universidad estudiando juntos Administración de Empresas, era la única persona en toda la clase que podía discutirme con buenas respuestas en debate, esa chica me había superado; solo hubo un problema en ese entonces ella tenía diecinueve y yo dieciocho, en ese entonces creía que era demasiado joven y estúpido para ella ¡Y mierda que lo era! Pero aun así me esforcé, no estuve con ninguna chica porque nadie más podía interesarme, solo era ella.

Nos casamos cuando cumplí los veinte años, mis padres ya le habían dado el visto bueno puesto que era elegante y sofisticada a sus ojos, teníamos toda nuestra vida resuelta, nos acostumbramos a nuestros defectos y diferencias, a ella no le gustaba cocinar, tampoco le gustaba Rex, era excesivamente ordenada con el placar y no salía a ningún lado a menos que tenga dos horas para arreglarse; yo siempre fui bastante desordenado, salía mojado de la ducha, me gustaba jugar con Rex en la cama y siempre me gusto "lo casero". A pesar de eso estuvimos felices con nuestras complicaciones y con todo lo demás, nos complementábamos, o eso creía.

Cuando me entere que me engañaba todo murió a mi alrededor, la mujer con la que había planeado una vida prefirió irse con un hombre casado a las vegas, yo confié en ella, con todo mi maldito corazón hasta que una noche una señora llega a mi apartamento y me da las fotos, un video y los Mail que mi esposa le mandaba al suyo ¿Saben lo que duele? Espero que no, realmente no le deseo a nadie ese dolor en el pecho, esa opresión en tu corazón cuando sentís que explota.

Nos separamos un día después de mi cumpleaños número veintiséis, al poco tiempo ya teníamos firmados los papeles del divorcio mientras me quito la mitad de todas mis cuentas en el banco; Realmente no me importaba, en ese momento podía llevárselo todo, comencé con mi vida de antes y lo primero que hice fue mudarme de ese apartamento y renovarlo TODO; Hice un viaje con mis hermanos a España donde tuve sexo con mujeres sin importarme absolutamente nada, eso los primeros meses, aprovechaba a cada mujer que me diera un poco de su espacio y luego la descartaba como a todas, hasta que poco a poco las fui respetando nuevamente y me echaba un polvo de vez en cuando.