Capítulo 24.

0 0 0
                                    



Un ritmo. Un dos, un dos, un dos. Lo reconozco minutos después de estar escuchándolo constantemente, es el latido del corazón de alguien, alguien con una voz conocida y que es suficientemente dulce para ignorar el dolor de cabeza comienza desde el lado derecho y me nublaba todos los sentidos, menos la audición.

Siento una vibración que de vez en cuando se vuelve más intensa antes de desaparecer por completo dejando sólo este ritmo que me calma.

¿No debería poder curarse ella misma? —pregunta Jules con voz angustiosa.

Aprieto los ojos, pero es imposible no ver la imagen del chico de pie frente mío envuelto en una tormenta que se oscurece en unas partes más que las otras.

—No funciona así. —Louis.

La figura de Jules se solidifica con cada latido de su corazón en mi oído, y con ella el dolor que siente, cómo borrones negros en su rostro y sus manos, no puedo ver claramente, pero lo siento cómo si fuera propio. 

Tomo un suspiro profundo y aprovecho el contacto, que mi mano está recostada en su cintura para intentarlo una vez más. Los hilos de humo negro se despliegan desde su cuerpo y viajan hacia mí con una velocidad que me aterra, pero antes se estrellan contra una pared de cristal que no había visto, creando un sonido aterrador cómo el de cientos de cuchillos contra el cristal.

¿Qué haces? —pregunta Jules desorientado, al parecer él también lo ha sentido.

De inmediato toma mis manos y las aparta de su cuerpo con una de las suyas, las aleja en el aire haciendo que caiga de lleno sobre su cuerpo, estamos del lado derecho de la parte trasera de una camioneta y yo estoy recostada sobre mi lado derecho mientras Jules presionaba gentilmente un pañuelo sobre mi cuello.

El dolor va cesando poco a poco, no es grave, pero aún así percibo la urgencia de Louis por conducir el auto fuera del lugar que estuviéramos. Recuerdo lo que ha  sucedido en el parque, pero no el momento en que han llegado a mí ni cómo salimos de ese lugar. Me comienzo a preocupar al caer en cuenta de que Jules se ha materializado, y si Louis puede verlo y hablar con él...

Pero no tardo en vez otras dos figuras dentro del auto.

Entonces su urgencia  no tiene que ver conmigo, ¿no? Algo más debe haber sucedido mientras yo estaba fuera, algo que ha obligado a Louis a buscarme y ponerme en un lugar seguro y a los chicos a venir después de tanto tiempo.

—¿Está despierta? —pregunta Louis, cuándo nuestras miradas se encuentran por el retrovisor frena el auto y sale de él para rodearlo y abrir la puerta del lado de Jay, que sostenía mis piernas sobre su regazos.— Vamos, te toca conducir, yo te voy a dar las instrucciones.

No es muy buena idea, y solo por eso lo haré —responde el chico cediendo su puesto.

Jules me agarra con un poco más de fuerza y lo oigo soltar un suspiro cuando Louis se sienta a su lado, apenas tengo la oportunidad de verlo cuando coloca una mano sobre mi hombro. Por un segundo siento un frío horrible en todo el cuerpo, y al ver la mirada horrorizada de Louis sé que no será tan fácil para él ayudarme.

—Concéntrate en el dolor que sientes ahora —murmulla y eso hago, llevo todos mis pensamientos hacia el creciente dolor de cabeza y antes de que me pueda dar cuenta desaparece dejando detrás una incomodidad que puede desaparecer con los minutos.

Suelto un suspiro de alivio mientras el chico me revuelve el cabello y tomo el antebrazo de Jules mientras este aferra mi cuerpo entre sus brazos. Puedo oír su corazón acelerado.

A Través de la OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora