A Través de la Oscuridad

Capítulo 37.

Un golpe en la puerta nos hace desviar la atención, me levanto del escritorio y Luke se acerca a abrir la puerta. 

La cabellera chocolate de Jules aparece sobre su hombro y el chico le da espacio para que siga mientras le sostiene la puerta. Sonrío al ver al chico con la emoción desbordando en sus ojos como si lo que fuéramos a hacer se tratara de un simple paseo, él me devuelve la sonrisa, pero mantuvimos distancia. Decidimos hacerlo mientras alguien esté presente.

—Ya está todo listo —dice cruzándose de brazos y echándole un vistazo a la oficina, si no estoy mal, es la segunda o tercera vez que entraba.— Los chicos están por llegar y Louis ya se encuentra ayudando con un par de cosas que serán útiles.

—¿Louis está aquí? —pregunto alarmada, según lo que tenía entendido él nos esperaría en una de las cabañas.— ¿No...? ¿Han cambiado las cosas sin decirme?

—Claro que no, él insistió en venir a ayudar —dice Luke y me tira una mirada de «todo bajo control».— Gracias por avisarnos —le dice a Jules y le entrega las carpetas.

Jules asiente con calma y guarda las carpetas en una pequeña mochila que escondida debajo de su chaqueta, una que no sé de dónde ha sacado. Me lanza una última mirada antes de salir del lugar, permanezco en silencio un momento y me volteo hacia Luke, rodando el escritorio hacia una esquina. 

Me acerqué hacia él para ayudarlo, coloco las manos debajo de la madera y las aparto de inmediato al sentir un entumecimiento en la punta de los dedos por un corrientazo.

—¿Qué sucede? —pregunta el chico alarmado y se acerca para tomar mi mano y revisarla.

—Creo que fue... —arrugo las cejas y trato de identificar la sensación que tuve.— Un corrientazo —digo al fin bajando la mano.

—¿Un corrientazo? —repite alzando las cejas. Asiento y el chico se da la vuelta para acuclillarse frente a la mesa y ver debajo de ella.

Me coloque a su lado y me acuclillo igualmente, inclinándome para poder ver bien. Un pequeño cable negro, casi imperceptible aparece en mi campo de visión y luego un pequeño cuadro negro pegado con un pequeño trozo de cinta aislante, el resto de lo que sea aquello está del otro lado de la tabla, donde no lo podía ver. 

Luke estira la mano para arrancar el dispositivo de un solo tirón que hace crujir la cinta y se levanta mientras lo examina de un lado a otro. Enfoco la mirada para notar un pequeño foco que parpadeaba intermitente.

Tomo aire para decir algo, pero el chico me pone una mano encima y me mira con una mirada de advertencia. Arrugo las cejas negando con la cabeza hasta que entiendo lo que quiere que haga.

—Oh, me equivoqué, creo que me ha clavado una astilla —digo dubitativa.— ¿Ya nos podemos ir?

—Sí —responde viéndome justo a los ojos.— La información importante está en las cajas de la camioneta, preguntaré quién quiere ir allí.

—Bien —digo—, entonces me retiro.

Miro al chico con una mirada interrogativa, él me hace una seña de que permanezca en silencio y se acuclilla para colocar el aparato de nuevo en su sitio. Me toma del brazo y me hace salir de la oficina, tras cerrar la puerta detrás de él suelta un suspiro y se acerca para susurrarme al oído:

—Ve con Louis, yo me encargo de ellos.

Asiento aun sin saber a qué se refiere hasta que Peige sube las escaleras con una sonrisa en el rostro.

—¿Mat y yo podemos llevar la camioneta?

Me alejo de los chicos sin decir nada y bajo las escaleras junto con un par de chicos que llevan pequeñas mochilas sobre los hombros. Los mayores como Matthew se encargan de bajar los implementos que podamos necesitar, como frazadas e implementos de higiene y de entregarle mochilas de estilo militar a los chicos que no cuentan con una; son de las cosas que hemos conseguido con ayuda del frente Norte además del transporte y protección que nos van a brindar, en especial para los más pequeños.