Capítulo 11.

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Un corrientazo de frío me recorre completa desde la espalda hasta las puntas de los dedos y me hace comenzar a temblar  lo suficientemente visible para que el chico se de cuenta.

—Oh, no te asustes —dice, apresurado haciendo un gesto con ambas manos para que me calme—. Fue Lía quien me lo dijo, mostraste una resistencia muy grande al medicamento.

Nos quedamos mirando el uno al otro, cuando nota que no diré nada, agrega:

—Si lo que crees es que pensamos hacerte daño estás equivocada —ahora en un tono más serio—. Solo me gustaría hablar contigo de esa peculiar habilidad, no todos los días se encuentran ángeles curativos como tú.

Hago un gesto con los labios y suspiro. Lo había olvidado por completo, absolutamente todo a causa de las lagunas mentales. No cabe en mi cabeza que algo tan importante ha pasado por desapercibido, ¿por cuanto tiempo lo había ignorado? Había estado tantos días pensando que era completamente normal.

¿Y si no me lo hubieran recordado?

—Yo... Bueno —comienzo, arrugando la cara en un ademán de frustración—. Realmente no lo recuerdo, no hasta ahora que lo haz mencionado.

Me sorprende como una sola palabra es capaz de traerme recuerdos que he perdido por completo, ¿en serio había olvidado todas y cada una de las veces que había usado mi habilidad?

—¿A qué... te refieres? —inquiere inclinándose hacía mí—. ¿A caso nos hemos equivocado?

Niego con la cabeza y me mantengo quieta en mi lugar esperando que mi mente se termine de aclarar antes de seguir con la conversación. Es horrible sentir el desasosiego que produce pensar que puedo perder partes enteras de mi vida de esa manera, y no enterarme nunca.

—No se trata de eso —objeto, haciendo un gesto vago con mi mano.

—¿Entonces de qué?

Me lamo los labios y alzo la mirada hacia sus ojos.

—¿Qué tal si me respondes tú primero? —replico.

—Vamos por turnos —responde con simpleza.

—Me había olvidado por completo de eso —comienzo, compungida por la cantidad de información ¨nueva¨ que tengo en mi cabeza.

—¿Qué? —se queja—. ¿Así y ya? ¿Un día te despertaste y habías olvidado por completo ser una Noocep?

Asiento, encogiéndome en mi sitio por el bochorno que me causa.

—No te estoy tomando del pelo —aclaro. Aunque me gustaría. Se ve tan confundido como un cachorro—. Son lagunas mentales, suelo olvidar muchas cosas por completo.

El chico ladea la cabeza mientras se rasca el cuello. Está tratando de comprenderlo, lo veo en como mira hacia todos lados y arrugaba el entrecejo. Tiene un rostro muy lindo, no lo puedo negar. Pero el temperamento...

—¿Qué te gustaría saber? —pregunto al final, después de notar que le tomará un tiempo entender lo que acabo de decir.

Luke apoya el rostro en la mano derecha mirando unos papeles en el escritorio y luego me voltea a ver ladeando la cabeza.

—¿Todo?

—Es un poco difícil de explicar —digo—, pregúntame solo lo que necesite saber.

—¿Si te digo que me duele algo puedes adivinar donde es? —pregunta, como un niño pequeño queriendo descubrir todo a su alrededor.

—Así no funciona —respondo—, lo que hago es tocar a la persona y extraer su dolor.

A Través de la OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora