Capítulo 46.

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Una sonrisa se forma en mi rostro mientras me acerco a él, de todas las cosas que pensé que le gustaban nunca hubo cabida para esta opción en especial, siempre pensé que le gustaban los deportes o las matemáticas, además de su pasión por la lectura. 

Pero me he equivocado y por la información que tengo, lo de aprender a programar no se da de un momento para otro, por eso me ha agradado la idea de que me quiera enseñar. Además de ser otra excusa para pasar tiempo con él. 

—Me encantaría —respondo con una media sonrisa—, pero creo que deberías explicarme de dónde sale esta pasión por la programación, ¿no?

—No lo creo —tercia Luke levantándose del suelo con una expresión resuelta.— Me gustaría hablar de un par de cosas contigo, primero que todo.

Hago una línea con los labios y le dedico una mirada apenada a Jules antes de seguir al chico hacia el cuarto que ahora debe ser su oficina.

—Puedes hablar con Jen para que te ayude a instalar un par de mesas —le dice a Jules mientras sostenía la puerta para mí.— Deben haber por lo menos dos pares en el almacén, pero hay que esperar un poco o ir con cuidado.

Oigo la puerta cerrarse a mi espalda mientras echo un vistazo todo el lugar que me deja un poco impresionada por lo cambiado que está, no sé qué tipo de magia han usado para que sea así pero vaya que ha funcionado a la perfección. Primero que todo hay una bombilla instalada que parecía casi nueva lo cual le da más dimensión al lugar y han sacado todas las cosas de aseo, aunque  todavía hay cierto olor a detergente flotando en el lugar es casi imperceptible. 

Las cosas de la antigua oficina han vuelto a su puesto, sobre distintos estantes pero no es muy notorio, lo único que no ha vuelto a su lugar son los pequeños autos que olvidé por completo.

—¿Cómo han hecho todo esto? —pregunto sentándome sobre un pequeño banco de metal que rechina bajo mi peso.

—Con varias tazas de café —responde en broma y se sienta sobre el borde de la mesa que ocupa parte de la habitación.

—Voy a comenzar a creer que tu cabello antes era rubio —rechisto.

El chico ríe sin mostrar los dientes, creando una vibración que puedo sentir y suelta un suspiro.

—¿Qué tienes que decir? —pregunto sin ganas.

Si a el chico no se le notan las ganas de hablar del tema, mucho menos a mí, aún más sabiendo de qué se trata todo.

—Ya Peggy te ha dicho que robaron el logo que queríamos usar, lo cuál no es tan grave pero sí lo será en el caso de que lo usen para seguir en sus... actividades. Simplemente nos quitarán credibilidad y de la peor manera, por el significado que tú misma le has dado al símbolo.

Me remuevo del banco con incomodidad, como si el chico me estuviera señalando como la culpable de lo que sucedió, aunque no es así. Sé que de entre los dos, quien posee un mejor razonamiento es él, y por mucho, aunque no lo parezca.

—¿Crees que es grave que alguien haga algo en nombre de nosotros?

El chico frunce las cejas y niega con la cabeza al tiempo que se cambia de posición de manera que queda de frente a mí, no de lado.

—Creo que es grave que haya chicos que hagan todo de lo que nos está acusando el gobierno —explica en voz baja, lento, cómo si quisiera convencerse de sus propias palabras.— Si esto, todo lo que están haciendo, llega a dominio público, lo que harán las personas en lugar de apiadarse de nosotros será pensar que somos parte de estás organizaciones que se están inventando el gobierno a diestra y siniestra.

A Través de la OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora