Capítulo 44.

1 0 0
                                    



Aparte de nosotros, hay cinco chicos de la resistencia Norte, quienes llegaron muy temprano en la mañana y se quedarán con nosotros hasta después del ataque, lo cuál será un poco más de un día y medio. La idea me ha parecido terrible, teniendo en cuenta lo que sucedió días atrás, pero después de una corta charla con Jules, en medio del almuerzo, cambié un poco de opinión.

Definitivamente si yo fuera cómo una de esas masas, el único que tendría la capacidad de acceder a mí, con delicadeza, sería él. Me aterroriza hasta cierto punto, pero me siento segura de que él es el único con esa capacidad.

—El ataque se dará cerca de la horas de la noche entrante desde cuatro puntos diferentes, nos dividiremos en cinco equipos de tres de los cuales uno estará esperando en los autos para recoger a los chicos y los demás se encargaran de detonar las bombas, entrar al lugar, neutralizar a la seguridad y sacar a los chicos —sigue explicando con calma, cómo si en lugar de planear un ataque del que probablemente resulten heridos y hasta muertos, estuviera presentando un informe del clima.— Cada grupo tendrá un líder, el cual se encargará de coordinarlos y darles cualquier orden pertinente. Creo que eso es todo, ¿tienes algo más que agregar?

Luke niega con la cabeza.


Pocas veces me había sentido tan nerviosa cómo esta vez, me tiembla en cuerpo con cada paso que doy cómo si amenazara con hacerme caer y en ningún momento puedo descansar de la sensación de querer vomitar, es como si alguien me estuviera estrujando el estomago y me dijera al oído que no van a volver y les sucederá lo peor. 

Justamente a mí me encargaron cerrar las puertas cuando el grupo se vaya por lo que tengo que ir con ellos hasta la superficie y luego volver los pasos sintiendo cómo si tuviera una sombra pegada a la espalda, acosándome a cada segundo, sin descanso.

Las últimas palabras que me dedica Luke me ruedan por la cabeza como una esfera sobre una mesa que alguien está haciendo vibrar, las repito tantas veces hasta el punto en que pierden el sentido y lo hago no por los nervios sino porque no les encuentro coherencia, la han perdido por completo. 

Realmente no hay nada de lo cual preocuparse, son chicos con suficiente experiencia, van armados y tiene un gran líder que sabrá qué hacer en cualquier caso, además de eso cuentan con los refuerzos que pueda desplegar desde la resistencia. Sé que todo saldrá bien, pero aun así sigo pensando en los peores escenarios.

Pasarán horas desde el momento que dejaron el bunker hasta que vuelvan, y eso no impide que me quede sentada en la gran sala, a un lado de la puerta viendo hacia cualquier lado menos al reloj que termino guardando en el bolsillo de mi camisa cansada de volver la mirada hacia él a cada rato y ver que los minutos pasan insufriblemente lentos.

Los peldaños de las escaleras ya no emiten ningún tipo de ruido cuando alguien pasa sobre ellos, de esa manera no me doy cuenta que no estoy sola hasta que el chico se sienta a mi lado usando una sola mano como apoyo.

—¿Por qué te sigues preocupando?

—¿Eh? —musito volteando la mirada hacia él, los rizos se le pegan al rostro, todavía húmedos y sus ojos verdes parecen centellear bajo la nitidez de la habitación.

Desde la pequeña reprimenda del chico aquella vez en el jardín de La casa, no hemos tenido la oportunidad de hablar como es debido, por lo que supongo que se refiere a esa conversación.

—He intentado hacer lo mejor por ayudarlos, simplemente...

—No me refería a eso —me interrumpe, simple.

A Través de la OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora