Capítulo 36.

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Dejo escapar una pequeña mueca y le hago señas para que se acerque por el otro lado de la camilla mientras me arrastro hacia arriba. No me siento como esperaba hacerlo, me siento mejor de lo que me he sentido en mucho tiempo.

Y es raro

—No quería alarmarte —digo en voz neutra—, quería saber de qué se trataba todo esto, sabes, no podía señalar a alguien sabiendo lo que me habías dicho antes.

—¿De qué crees tú que se trata? —pregunta con sorna, casi llegando a la ironía mientras se sienta en la camilla de al lado. Su rostro aparece de vez en cuando por la luz del reloj y me deja ver su expresión compungida.— ¿O es que esperabas tener conciencia después de muerta y decir ¨ay, sí era lo que pensaba¨?

—¿Qué? —musito y se me acelera el corazón al repetir sus palabras cargadas de molestia en mi mente.

Luke suspira y se pasa una mano por la frente como si fuera una niña pequeña que no entiende un problema de matemáticas. Marshall a su lado lo señala, como un padre pidiéndole a su hija que escuche a su madre.

—Que te pusieron veneno en el dulce que te comiste estando en el búnker, aún no sé quién, pero le pedí ayuda a Diana para que trate de averiguarlo.

—¿Cómo sabes que no fue ella? —pregunto bajando la voz mientras paso la mirada por Michael y Jules, si alguno se esté haciendo el dormido será un gran inconveniente para todos.

—Porque antes de intentar algo contra alguien se preguntaría si me afectaría —dice con un tono demasiado obvio—, y es este caso la respuesta era sí. Gaia, debes tener mucha precaución ahora mucho más si pretendemos salir de este lugar.

Bajo la mirada hasta las manos de Jules al tiempo que recuerdo lo que me dijo sobre el peligro que corría en este u otro lugar en caso de que alguien quisiera intentar algo contra mí luego de recibir la noticia de mi verdadero origen. Yo no lo escuché pensando que había sido algo absurdo. 

Me quiero dar golpes en la pared por haberlo descartado a pesar de que me lo dije él, a quien no se le escapa nada y parece saberlo todo de todos.

—¿Por qué ellos están aquí? —pregunto volviendo la mirada hacia el chico quien no ha apartado la suya de mí en ningún momento.

—Les pedí que te cuidaran mientras estuvieras aquí —dice arqueando las cejas.— No debería confiarles nada más.

—Ya —digo aguantando la risa ante esa expresión.—¿ Y entonces por qué no te quedaste a cuidarme tú?

El chico se irgue sobre su puesto y aparta la vista un momento mientras tamborilea los dedos sobre el colchón, como siempre hace cuando está sopesando algo, ha sido tan fácil reconocer ese gesto que me causa gracia.

—Estaba ocupado —dice al final y se pasa una mano por el cabello.

—¿En qué? —pregunto.

—Planeando otro ataque —dice y me voltea a mirar buscando una reacción de mi parte.

Me mantuve en la misma posición y voy cambiando mi expresión a una confundida como si lo que me acabara de decir fuera desconocido. Al final no ha desistido de hacer el ataque, solo lo aplazó un poco mientras buscábamos un lugar más seguro. 

No sé cuál era su intención o que quiere sacar de todo esto, pero definitivamente no es de mi agrado, nada de esto lo es.

—¿De qué hablas?

—Que planeó llevar a cabo un nuevo ataque a una de las bases —dice, seco.— Si nos quedamos callados ahora lo van a tomar como una victoria, como si no tuviéramos la capacidad de pelear contra ellos. Y para nada quiero que eso suceda.

A Través de la OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora