Barcelona Boy

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Alex:

―¿Te vas otra vez?―preguntó Benja.

Benja y yo estábamos desayunando en la cocina cuando papá entró para darnos la noticia.

―Sólo por una semana―dijo papá mientras se servía algo para comer―. El doctor me recomendó algunos tratamientos y me pareció lo mejor.

―¿Algunos tratamientos?―pregunté, no le quitaba un ojo de encima a mi padre, no nos daba más que el mínimo de información y se estaba aprovechando de que ni Benja ni yo pudiéramos viajar con él para escucharlo de la boca de su doctor.

―Son simples procedimientos, no tienen que preocuparse―dijo con una pequeña sonrisa, él sabía lo que yo estaba pensando. Tomó el mando del televisor y lo prendió, en seguida comenzaron a salir fotos nuestras en el estadio junto a él, en el campo, subiendo al auto...―. Cambiemos esto―dijo papá, pero cada canal que cambiaba tenía nuestras fotos y ridículos titulares con nuestros nombres, sobre todo el mío.

―Bueno... Creo que ya no somos tan anónimos―susurró Benja.

―Ni tenía ganas de ver las noticias tampoco―dijo papá y puso Netflix―. ¡SHERK! Ahí está, a todo el mundo le gusta Sherk.

Yo sólo sonreí y negué con la cabeza.

―Me voy después del desayuno, Romeo te va a llevar al entrenamiento―le dijo papá a Benja, refiriéndose al chico de seguridad.

Yo fruncí el ceño.

―¿No iba a llevarlo yo?―pregunté.

―¿Querés llevarlo?―papá parecía sorprendido.

―No es que quiera―añadí y él sonrió―, pero me aburro y pensaba que tal vez podría ir a conocer un poco la ciudad después de dejarlo.

―La prensa está pendiente de vos―remarcó mi padre―. No creo que sea buena idea que salgas por un tiempo.

―No pensaba bajarme del auto―aclaré.

Pareció pensarlo un momento, pero finalmente se decidió.

―Subí a mi habitación y buscá la llave azul, lo vas a llevar en el auto que tiene las ventanillas oscuras, así no te ven y lo vas a dejar en la puerta directamente, no te pares en el estacionamiento, porque los fotógrafos están ahí―me dijo papá y luego se dirigió a Benja―. Y vos te bajas corriendo y le mandas un mensaje cuando el entrenamiento haya terminado y no salgas hasta que ella te diga que está afuera.

Ambos asentimos, pero una parte de mi estaba un poco molesta porque a partir de ahora tendríamos que seguir ese tipo de planes.



Pensé que papá sólo estaba exagerando con las instrucciones, pero me di cuenta de que en realidad, sus precauciones habían sido suaves en el momento en el que abrí el garaje de nuestra casa para salir.

―Ay no―dijo Benja cuando vio a la prensa justo afuera.

Estaban parados en la entrada de la casa, pero se percataron de que el garaje se estaba abriendo, así que pise el acelerador cuando los vi corriendo hacia nosotros.

―¿Y si volvemos a casa?―susurró Benja viendo que se subían a camionetas que tenían los logos de los noticieros y comenzaban a seguirnos.

―¿Y el entrenamiento?―pregunté, un poco asustada también―. ¿No te multan si faltas?

Benja asintió.

―No te preocupes, voy a tomar otro camino.

Traté de desviarme lo más que pude, metiéndome en calles que no conocía y dando muchas vueltas innecesarias hasta que finalmente no vimos más camionetas negras.

IT'S JUST A GAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora