Karma

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Alex:

―¡¿Se puede saber por qué lo primero que aparece cuando prendo el puto televisor es mi novia abrazada a un gilipollas?!―gritó Daniel cuando por fin decidí atenderle una llamada.

Había llamado cincuenta y seis veces a lo largo del día.

―Escucha...

―¡¿Y se puede saber por qué en todos los malditos titulares te ponen como: LA NUEVA NOVIA DE PEDRI?!―gritó para interrumpirme.

―Bueno...

―¡¿Unas semanas?!―volvió a interrumpir, ya me estaba cansando de esto―. ¡¿Unas putas semanas en Barcelona y ya me cambiaste?!

―Ay, cállate por favor―pedí, harta de la situación.

―¿Perdón?

―Sí, Daniel, te cambié, pero por lo menos yo me esperé unas semanas.

―¿Qué?

―Que yo esperé unas semanas para estar con otra persona, ¿te quedó claro? A vos te tomó tres días meterte con otra―solté, porque quería acabar con esto rápido.

―¿De qué me hablas?―escuché como su voz temblaba a través del teléfono―. Alex, yo... Yo no me metí con nadie...

―Puedes decir lo que quieras, pero ya le envié las fotos de tu infidelidad a tu abuela. Invéntate una excusa para ella, porque se va a poner furiosa cuando se entere que tú me engañaste con la nieta de la persona que ella más odia en el asilo―solté mientras tomaba el collar de diamantes que me había regalado y que había llegado esta mañana a mi puerta.

―Alex, no te atrevas―soltó de repente―. Fue un beso y nada más, te lo prometo... Y-yo ni siquiera quería... Perdóname.

―Ya es tarde para eso y me tengo que ir porque mi nuevo novio me está esperando―dije mientras volteaba los ojos, el chofer me caía igual o peor que Daniel y no tenía deseos de pasar mi tiempo con ninguno de los dos, pero ya había firmado un contrato para estar amarrada a uno de ellos durante seis meses.

―Alex... Bebé, no me hagas esto, sabes que mi abuela sería capaz de desheredarme por engañarte, te adora...

Colgué.

Bloquee su número en cuanto me volvió a llamar.

―Hola Karen―saludé a la mujer que nos ayuda con la limpieza.

―Hola, señorita―ella sonrió.

―Karen, tu hija va a cumplir pronto quince años, ¿no?

―Así es, está muy emocionada. Nos hizo una lista de todo lo que quería en su día y que lo quería pasar con sus amigas.

―Me lo imagino―sonreí al ver los ojos de felicidad de Karen―. Mira, quiero regalarte esto, para que se lo des a tu hija el día de su cumpleaños.

―Perdón señorita, pero no podría aceptar esto...―respondió Karen rápidamente cuando le tendí el estuche con el collar de diamantes.

―No, Karen, acéptalo, por favor―tomé su mano y le puse el estuche―. No pienso aceptar un no por respuesta. Dile feliz cumpleaños de mi parte.

―Muchas gracias―dijo Karen y sin previo aviso, me abrazó y yo le correspondí.

Duró unos segundos más de lo normal y luego se retiró, me imagino que se fue a guardar el collar.

Caminé hacia la mesada de la cocina y me encontré a Benja comiendo un plato de cereales.

―¿Yo también le tengo que regalar a Karen un collar de diamantes?―preguntó.

IT'S JUST A GAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora