Daylight

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Alex:

―Mola muchísimo más―respondió Aurora pasando hoja tras hoja―. Y este aún más...

No solía mostrar mis diseños a personas que no fueran de mi familia, hasta ahora, solo Anto había visto mi cuaderno, pero Aurora se había ganado mi confianza sólo con su presencia y la manera en la que sonreía cuando le comentaba algo o cuando era mi turno de escuchar sus historias, parecía sincera.

―Tía, que podrías comenzar una marca―se acercó hacia mi maniquí de muestra, era el último diseño que había hecho, estaba muy orgullosa, porque me había salido idéntico al boceto―. Eres muy talentosa y no estoy mintiendo para quedar bien.

Eso me arrancó una sonrisa.

―Lo he pensado mucho―confesé y me senté sobre mi cama―, pero no sé por dónde comenzar...

―Basta con que pongas tus apellidos―dijo Aurora sentándose a mi lado―. El talento ya lo tienes.

―No―dije inmediatamente―. Quiero hacerlo por mi misma, ¿sabes?

Aurora asintió.

―Quiero gustar por mí misma, no por lo que mi apellido significa.

―Podrías hacerlo con un nombre anónimo y jamás mostrar tu rostro.

―Podría pero... No lo sé, no me siento segura, no creo que pueda lograrlo sola. Es muchísimo trabajo que me encantaría, pero no soy talentosa con lo que a marketing se refiere, ni siquiera puedo tomarles fotos decentes a mis diseños. No gustan hasta que los ves en persona.

Aurora sonrió ampliamente.

―¿Sabes?―la miré―. Es una lástima que no conozcamos a una estudiante de fotografía―y soltó un suspiro exagerado.

Levanté una ceja, era inevitable la pequeña sonrisa que se estaba dibujando en mi rostro.

―¿Aurora?

―¿Sí?―preguntó levantando una ceja también

―¿Qué estudias?

―Fotografía―respondió como si no fuera nada y se miró las uñas―. ¿Por qué?

Agarré una almohada y le di un golpe.

Aurora soltó una risa.

―¿Quieres trabajar conmigo?―pregunté, el corazón me latía a mil por hora.

―Sí insistes...

―¡Aurora!

―¡Por supuesto!―dijo Aurora, igual de emocionada―. Ya sólo nos faltaría alguien que se encargue de los asuntos legales...

―Eso está solucionado―dije, porque tenía a la persona perfecta en mente, ya sólo faltaba que Estela aceptara.

Aurora y yo nos pasamos gran parte de la tarde en una videollamada con Estela, quien había aceptado y ella y Aurora había congeniado de maravilla.

Estaba muy emocionada por poner en marcha el proyecto de mi vida.

No sería para nada fácil, pero valía la pena intentarlo.


Aurora y yo pedimos la cena a domicilio y habíamos comenzado abriendo una página con el nombre de C'est Moi que significaba Soy yo en francés, Estela había dicho que se encargaría de registrar la marca para que legalmente nos perteneciera.

Estuve hablando con Aurora de lo que podríamos o no lanzar como nuestra primera colección, le mostré los diseños que ya había confeccionado y decidimos sobre cuales me encargaría de hacer para que ella lograra fotografiarlo y se pudieran publicar.

IT'S JUST A GAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora