I Know Places

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Alex:

Por lo menos alrededor de cien flashes me cegaron, sólo sentí cuando tomaron mi mano para salir del lugar en el que estábamos, me metieron en mi auto, solo que no en el asiento del conductor, sino que en los asiento traseros junto con el chofer y el amigo del chofer.

―¿Puedo saber que pasó?―pregunté mientras trataba de tranquilizarme.

―Hola Alexandra, mucho gusto―dijo el amigo del chofer mientras extendía su mano hacia mi―. Mi nombre es Joaquín Larrazábal y soy el representante y asesor de imagen de Pedri González.

Yo le estreché la mano inmediatamente, recordando lo que había pasado hacia unos minutos atrás.

―Alexandra Agüero, mucho gusto. No fue mi intensión atropellarte, no te vi y yo venía escapando de la prensa, perdón...

―No no no no―dijo Joaquín rápidamente y negando con la cabeza―. No es nada, a cualquiera le puede ocurrir―añadió restándole importancia.

―¿A cualquiera le puede ocurrir que atropelle a una persona mientras escapa de la prensa?―pregunté.

―Por supuesto―contestó Joaquín.

Yo miré a Pedri, parecía contener una risa.

En ese momento, mi teléfono comenzó a sonar. 

Era mi papá.

―Hola papá―dije mientras me llevaba el teléfono a la oreja. Miré hacia Joaquín, que parecía estar conteniendo el aire.

―Hola papá―dijo mi padre a través del teléfono―. Hola papá. Hola querida, ¡¿solo eso me pensás decir, después de que acabo de ver por la tele que mi hija está saliendo con alguien?! ¡Escuchame, hace sólo unas semanas llegaste a Barcelona!

Alejé el teléfono de mi oreja.

Joaquín ahora parecía estar ahogándose y Pedri le hacía viento con sus manos.

Yo fruncí el ceño porque estaba confundida.

―Ah―dije volviendo al teléfono―. Escucha papá, fue todo un mal entendido, en realidad...

No pude terminar de explicarle a mi papá porque alguien me arrebató el teléfono y le colgó y ese alguien fue Joaquín, rojo como un tomate.

―Disculpa Alex―dijo Joaquín devolviéndome el teléfono, yo estaba cada vez más confundida―. ¿Antes de que hables con tu padre puedes escucharme?

Mi teléfono volvió a vibrar en mi mano, era otra llamada de mi padre.

Levanté una ceja y miré a Joaquín. Prácticamente estaba suplicándome que lo escuchara y yo lo había atropellado, así que era lo mínimo que le debía.

―De acuerdo, pero déjame escribirle un mensaje diciéndole que todo esta bien y que lo llamaré después―propuse y Joaquín asintió. Tenía que mandarle ese mensaje porque estaba segura de que se tomaría un vuelo de regreso y no quería que se preocupara, necesitaba cuidar su corazón.

―¿Señor?―dijo el hombre que estaba sentado en el asiento del copiloto. Joaquín levantó la vista y el hombre le extendió una tableta.

―Oh, no―Joaquín soltó un suspiro y Pedri se acercó a él para ver lo que tenía el aparato, dos segundos después estaba llevando su mano a sus ojos.

Me pasaron la tableta y las vi.

Cien mil fotos nuestras en el estacionamiento, cien mil fotos de mi cara hundida en el pecho de Pedri, cien mil fotos de Pedri y de mi con ojos de sorpresa en el momento en el que Joaquín anunció ante toda la prensa que éramos pareja.

IT'S JUST A GAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora