Bad Blood

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Pedri:

―¿Y la dejaste en el estacionamiento?―preguntó Pablo con una sonrisa en el rostro y una ceja levantada.

―Si―respondí y lo miré cuando llegamos a un semáforo―. ¿Qué pasa?―pregunté porque aún no decía nada y seguía sonriendo.

―Que literalmente la golpeaste con tu auto, la chica terminó en el suelo de un estacionamiento y simplemente la dejaste ahí―respondió Pablo negando con la cabeza―. Muchos dirían que eres un patán, ¿no lo crees?

―No―respondí y Pablo soltó una carcajada―. Ella estaba perfectamente bien, no parecía haberse roto nada y te aseguro de que no sufrió una contusión porque tenía la mente perfectamente activa como para insultarme.

Pablo solo siguió negando con la cabeza.

Y eso, solamente hizo que volviera a repetir la escena que había vivido hacia solo unos minutos atrás. La chica estaba bien, no parecía haber sufrido una lesión ni nada parecido, además, ni siquiera había salido rápidamente del estacionamiento, fue un golpe suave... Una caricia se podría decir.

Sabía que estaba tratando de convencerme a mi mismo, pero tenía razón, ella no había sufrido daño alguno.

Solo arruinaste su pantalón...

Traté de alejar la voz de mi cabeza, necesitaba pensar en otra cosa.

―Escuché al entrenador antes de entrar a su oficina, creo que estaba en una llamada―le comenté a Pablo sólo por sacar conversación.

Él levantó la vista de su teléfono.

―Dijo que el Kun no podrá seguir jugando.

―¿Lo dices en serio?―preguntó Pablo sorprendido―. No, es que no... No lo puedo creer.

―Fue lo único que escuché, después de eso colgó. No sé si se refería a que siguiera jugando en el equipo o en general.

―Eso es horrible...

―Sí, me asusté mucho cuando vi a los paramédicos entrando en el campo―dije mientras recordaba el momento, fue como si todo el mundo se hubiera paralizado.

―Yo también, pero pensé que solo era por precaución, no creí que fuera tan grave.

―Así parece.

Nos mantuvimos un rato en silencio, aún faltaban varios minutos para que llegáramos a mi casa.

―¿Y qué quería el entrenador al final?―preguntó Pablo―. Estabas muy molesto cuando me pasaste a buscar y no creo que sea solamente por la chica que atropellaste―soltó para molestarme.

―Eso sólo empeoró mi mal humor―dije mientras volteaba los ojos y respondí de mala manera―. Quiere que me tome los partidos con calma o sino va a pedir que me quede en la banca...

―Es que sí―me interrumpió―. No me malinterpretes, eres una bestia en el campo y estás jugando muy bien, pero estoy de acuerdo―lo miré mal y él levantó las manos―. Estuviste a riesgo de tener dos lesiones en un solo partido y si contamos con los anteriores...

―Eres igual que yo o peor―opiné.

―Sí, pero no soy yo el que está jugando en primera en estos momentos―respondió Pablo.

―Lo harás, es casi seguro―respondí.

Pablo asintió.

―Tómatelo con calma―dijo momentos después―. De eso depende tu carrera.






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