Last Kiss

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Alex:

―No no―dije y Pablo miró mi teléfono.

―¿Se rompió?―preguntó con el ceño fruncido, teníamos que hablar casi gritando, la música aún seguía.

―No, está bien―contesté, pero no podía dejar de tener pequeños espasmos por los nervios, me sentía mareada. ¿Qué tenía la foto que me enviaron?―. ¿Has visto a Pedri?―pregunté un poco más bajo.

La mirada de Pablo se suavizó.

―No lo he visto como hace dos horas―dijo y al ver que no dejaba de temblar, añadió―: ¿Tienes frío?

No temblaba por frío, pero aún así asentí, quería encontrar a Pedri y salir de ahí.

―¿Trajiste tu coche?

―No...―ahora venían las náuseas―. No, Pedri y Fer pasaron por mí.

―Déjame llamar a Pedri ―dijo Pablo y se sacó el teléfono del bolsillo.

―Ya lo intenté, está apagado―dije y Pablo colgó. Vi como se sacaba la chaqueta que tenía y se quedaba con una camiseta.

―Toma...

―No, no puedo, me la pondré y tendrás frío vos...

Una sonrisa se dibujó en el rostro de Pablo, pero sabía que no era de felicidad, era una sonrisa más bien triste. No sabía por qué.

―Tienes un vestido en noviembre―explicó Pablo mientras me ponía la chaqueta sobre los hombros, sin dejarme protestar―. No creo que sea buena idea que te niegues.

―Gracias.

―Te acompaño a buscar a Fer ―dijo Pablo y comenzó a caminar entre las personas―. Yo debo buscar a Aurora, creo que será mejor que nos vayamos.

―Sé dónde están―le dije a Pablo―, y no creo que Aurora pueda conducir. 

―¿Por qué?

Cuando llegamos una sonrisa se dibujó en el rostro de ambos. Aurora y Fer estaban gritando y bailando Wannabe de las Spice Girls.

―¡Eh, cuñada!―gritó Fer y me puso uno de los sombreros de fiesta.

―¡Hermanito!―soltó Aurora y le puso el micrófono en la cara a Pablo.

―¡Bailemos todos!―gritó Fer y ambos nos arrastraron.

Aurora y Fer estaban sintiendo en el fondo de su alma la canción y Pablo y yo nos miramos antes de sacar nuestros teléfonos para grabarlos, ya nos servirían los videos para más tarde.

Por un momento los temblores y las nauseas habían desaparecido, pero aún así no podía evitar estar preocupada por Pedri.

¿Dónde se había metido?

―Aurora, ya es hora de irnos―dijo Pablo a su hermana cuando comenzó a sonar A Thousand Miles. Ya eran las cinco de la mañana.

―¿Qué? Nooo ―se quejó Aurora.

―No seas agua fiestas, Gavi―dijo Fer pasándole un brazo por los hombros―. ¡Si la fiesta recién comienza!

―¡Adióss chicos!―vimos como Mikky, Frenkie, Ferrán y Sira salían del lugar, todos tambaleándose―. ¡Fue una fiesta excelente!

Fer y Aurora estuvieron a punto de darles otro trago a sus bebidas, pero Pablo y yo los detuvimos.

―Fer, dame las llaves del auto―le dije, tenía que llevarlo a casa porque obviamente no podía conducir en ese estado. Una vez que Fer estuviera bien, volvería a intentar llamar a Pedri.

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