Extra #2

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Pablo:

―¡Estoy muerta!―exclamó Alex mientras se tiraba de espaldas en la cama―. Te juro que si no la quisiera tanto, renunciaría.

―¿Elle otra vez?―pregunté y sonreí al ver como luchaba por quitarse sus botas.

―Está volviéndose loca, piensa que no llegaremos con la última colección de fin de año y estoy empezando a pensar que sí, en parte le doy la razón, pero ya son las dos de la madrugada y ella sigue en el taller. Mariah y yo ya no podíamos así que la dejamos...

―Apuesto a que si llegan, siempre lo hacen, el año pasado igual la estaban pasando mal con la colección―traté de consolarla y abrí mis brazos, Alex sonrió y se acercó a mi para darme un abrazo―, pero ya ves, fue todo un éxito.

―Eso es lo único que espero, de todas formas, no veo el momento de que lleguen nuestras vacaciones―se acercó para darme un beso―. ¿Cómo estuvo tu día?

Y fue inevitable que una mueca se me formara.

―Oh no, ¿qué pasó?

―Roma―respondí.

―¿Otra vez?―se quejó Alex.

Asentí.

―Voy a hablar con ella―dijo y se levantó de la cama, alejándose de mis brazos―. ¿Qué fue esta vez? ¿Se metió en otra pelea? ¿Se saltó una clase? ¿Reprobó un examen? 

―Peor.

―¿Qué puede ser peor?―agregó Alex, asustada―. Solo tiene quince años.

No pude evitar cruzarme de brazos, no quería decirlo.

―¿Mi amor?―se acercó y se sentó a mi lado―. ¿Qué pasó?

―El hijo de Estela ya no puede volver a poner un pie en esta casa―le advertí y Alex frunció el ceño.

―¿Lucas?―preguntó aún pareciendo confundida y de repente, como si un foco se hubiera encendido sobre su cabeza, Alex soltó una carcajada―. Sabes que a Roma siempre le gustó Lucas, desde que era una nena, ella lo ha seguido a todas partes, no entiendo...

―¡Se estaban besando, Alex!―solté, molesto porque no podía creer que ese mocoso le hubiera puesto las manos encima a mi bebé.

―¿En serio?―Alex saltó de la cama y una enorme sonrisa apreció en su rostro.

―¿Por qué te alegras?―pregunté, horrorizado.

―¡Pablo, es su primer beso! Cuéntame ¿cómo fue?―volvió a sentarse y sacudirme para sacar la información―. Cómo los descubriste...

―Alex, no puedes ponerte contenta por esto...

―¡Cuéntalo de una vez!

―Esta bien, volví del partido con Sergio y...


Unas cuantas horas antes...

―¡Roma!―la llamé mientras le servía un plato con cereal a Sergio.

―Todavía sigue en la cama―dijo Sergio, mientras tomaba el control del televisor y ponía Harry Potter y el prisionero de Azkaban, él y Nicolás habían comenzado a ver la saga el día anterior por alguna extraña razón.

―Se nos va a hacer tarde―dije mientras tomaba mi móvil para ver la hora.

―A Roma se le pegaron las sábanas―agregó Sergio con una pequeña sonrisita y eso hizo que frunciera el ceño.

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