Pues Celebremos.

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Toda esa primera semana fue bien pesada para los dos, en especial porque se notaba la poca simpatia de Raquel y Oscar hacia ambos, desayunar era imposible pues Altagracia se molestaba tanto al punto de levantarse y echarle encima jugo o café, si ya había pasado y eso sólo empeoró las cosas. Así que José Luís la convencía de desayunar en el cuarto o directamente en su oficina, ordenaban algo de la cafetería para luego cada uno meterse en sus cosas. La verdad es que ninguno de los dos la estaba pasando bien en el trabajo, Dante se la pasaba poniéndole trampas y trabas a José Luís para que no pudiera sobresalir.

Altagracia estaba en las mismas, sin embargo era peor ya que Mariano al estar encargado de lo administrativo y del dinero, todo el tiempo le frenaba algo debido a ello; sin embargo algo con lo que no contaban era ese maravilloso proyecto que ya estaba a nada de realizarse físicamente, así como tampoco el contrato notariado con La Naviera que Altagracia consiguió. Ni bien pudo abrir una cuenta a la que solo ella tendría acceso para ese proyecto, los problemas disminuyeron y como José Luís iba a trabajar directamente con esa cuenta pues Dante no iba a poder arruinar nada.







– Jefa — la alcanza en el elevador — Acaba de llegar el permiso para comenzar la obra ¡Lo logró! Ese edificio inteligente se va hacer

– ¿Ya llegó? Tania, la lista de los materiales — revisa el permiso — Necesito que la traigas ahora porque voy a ver a Luís, así empezamos de una vez

– Ya se la traje — le entrega la carpeta — ¿Quiere que hable con los de Arquitectura e Ingeniería?

– Si, diles que ya tenemos luz verde, de hecho manda este permiso a Arquitectura, ellos lo van a ocupar, también avisales que voy a encargar los materiales hoy mismo — intercambian carpetas — Regreso luego del horario de almuerzo

– Si jefa — sonríe — No se preocupo que mantengo todo estable aquí

– Llavea mi oficina y guarda la llave, en caso de que ya sabes quienes quieran entrar

– Lo hice antes de venir para acá

– Tania, besaría tu cerebro ahora mismo si pudiera — entra al elevador

– ¡Si! — festeja — Lo hice otra vez, soy la mejor de las secretarias — acomoda su cabello antes de ir a su escritorio







Mientras caminaba tranquila hasta su camioneta su teléfono sonó y tuvo que apurarse para poner la la carpeta y su bolso sobre el asiento, estuvo unos segundos rebuscando entre sus cosas hasta dar con el teléfono, al principio creyó que era una llamada pero no, era su alarma para avisarle que estaba oficialmente en la brecha de los días fértiles, la desactivó para poder emprender el viaje hasta La Naviera, bueno más bien las oficinas pues el puerto estaba más lejos. Al llegar le toco subir un par de pisos hasta llegar al siete, donde estaba la oficina de José Luís.







– Buenos días — saluda a la recepcionista

– Buen día señora Navarrete — le sonríe — ¿En qué puedo ayudarla?

– José Luís ¿Se encuentra libre? Debo entregarle esta carpeta y discutir un par de cosas con él, no quisiera interrumpirlo si se encuentra en una junta

– Deje me comunicó con su secretaria para ver si se encuentra libre, un momento por favor

– Gracias, espero






Se alejo un poco pues nuevamente la alarma volvió a sonar, por suerte para ella no tuvo que hacer malabares ya que lo tenía en la mano, volvió a desactivar el recordatorio y de una vez el tercero que tenía, ya que a veces estaba tan metida en el trabajo que no lo recordaba.






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