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– Tienes que dormir — murmura cansada
– ¿Cómo sabes que no estoy durmiendo?
– Porque siento como me miras los senos
– Lo siento
– Por eso ya no duermo desnuda
– Ya no duermes desnuda porque no tenemos sexo
– También pero no puedo dormir desnuda porque no tenemos sexo y tú estas peor que adolescente
– Óyeme, tampoco así
– Ni abrazarme puedes — niega sonriendo — Duérmete, voy a darte la espalda y poner una almohada en medio de nosotros
– Una almohada no va a frenarme
– Pero va amortiguar el golpe — da la vuelta perezosamente
– ¿No puede amanecer de una vez por todas?
– Ya nada más faltan unas horas, duérmete — coloca la almohada en medio de ambos
– No puedo
– Sal al balcón y rodea el departamento entero hasta que te dé sueño
– ¡Necesito sexo!
Rió bajamente mientras abrazaba la almohada, aunque también extrañaba el sexo, hacer humanitos desde cero cansa así que el sueño tenía más prioridad que la calentura; aunque por supuesto para José Luís era totalmente lo contrario, la falta de sexo lo tenía con más energía y apesar de que eso no era malo ahora no conseguía dormir, cada tanto volteaba a ver a la nuca y espalda de su esposa, hasta sus rizos rubios le resultaban exageradamente atrayentes. Tomó una gran bocanada de aire antes de fijar su vista al techo nuevamente, duro quieto unos minutos hasta que en verdad ya no pudo y quito la almohada de en medio abrazándola.
– Luís — murmura en advertencia
– No estoy haciendo nada — se acomoda
– Por ahora pero te conozco... Oye de verdad quiero dormir, crear a nuestros bebés es cansado
– Tú duerme, sólo voy a estar aquí, pegado a ti
– Nada de frotarte como los perros
– No me voy a frotar como los perros — ríe
– Te dejaré estar pegado unos minutos, cuando me dé calor te ruedas a tu lado
– Eres cruel
– Compre una cama enorme por ti, no soy cruel, ahora buenas noches
– Buenas noches — besa su hombro — ¿Puedo poner la mano sobre tu vientre?
– Puedes pero sin apretar, sacaron lo flojo de ti y no quieren moverse o patear
