Asustados.

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– Déjame volver ahí — insiste Luís en lo que lo empujaba dentro del cuarto — Voy hacer que Oscar cierre su puta boca

– Si no me dejaste a mi, reventar a Raquel ¿Por qué yo debo dejarte a ti ir y golpear a Oscar?

– ¡Porque te faltó el respeto!

– A mi no me grites Luís — cierra la puerta — Vete para allá, siéntate que enseguida Magda nos sube la cena

– Lo siento — se sienta sobre la cama — Pero es que ¡No es justo!

– Ay ya nos vamos a ir Luís, paciencia

– ¡Pero él!

– ¡Ya! Es suficiente, estoy cansada ¿Podemos cenar tranquilos?

– ¿Vas a dejar que hablen así de ti?

– Despedire a Raquel, me importa cinco lo que digan de mí, se las voy a devolver fuerte

– ¿La vas a despedir? Creí que nada más la ibas amenazar

– No, ya me harte, esperare un poquito porque nuestra junta es más importante pero luego la sacó

– Eso va a desatar una guerra

– La viviré desde nuestro departamento — se va a desmaquillar

– ¿Y si todavía no estamos en nuestro departamento cuando la guerra empiece? Ni de chiste podría dejarte sola con estos crapulas

– No les tengo miedo — se sienta frente al espejo — ¿Piensas que voy a huir? ¡Por favor! Si sigo aquí, en esta casa, es porque sé que eso hace hervir la sangre de Raquel, sino hace tiempo nos hubiéramos mudado a un hotel

– Se va a poner muy peligroso, dijiste que sospechas de ellos ¿Qué tal que lo de seguirte no era todo el plan? ¿Ah? Es muy palpable el odio que te tienen y nuestros bebés son los más vulnerables aquí

– ¿Dices que no puedo cuidar de nuestros hijos? — lo encara por el reflejo

– No es lo que he dicho

– Pero lo insinuas al meter el tema ¿De verdad crees que no puedo lidiar con ellos? Luís he vivido con ellos mi vida entera, tú llegaste hace poco y por eso te dejas provocar tan fácil ¿Cuántas peleas llevas desde que nos mudamos?

– ¿¡Me puedes culpar!? — cruza los brazos — Ellos hablan tanta mierda de ti frente a tu cara y no haces nada

– Porque lo único que quieren es una razón para desacreditarme, algo que no pienso darles, dejaré que los ridículos sean ellos, no yo

– No voy a dejar que te falten el respeto, no a mi esposa, mucho menos la madre de mis hijos

– Aplastalos en la junta entonces, porque puedes estar seguro de que van a sabotearnos, dales donde más les duele, en lo profesional que es donde más les falta preparación, no sabes lo lindo que es dejarlos en ridículo en cada junta

– ¿Los humillas? — indaga

– Por supuesto que si, les cobro cada una de las que me hacen dentro y fuera de La Constructora — suspira al terminar — El cansancio se me nota en cada parte de mi rostro

– Te dije que empezarás a ir más tarde a La Constructora — se acerca apoyando las manos sobre sus hombros — No estás descansando bien

– Duermo mis ocho horas diarias para ser una persona sana

– Tienes dos personas más formándose en ti, por supuesto que te vas a sentir más cansada, por eso debes dormir más

– ¿Quieres que Raquel y Mariano destruyan mi herencia? Camarón que se duerme se lo lleva la corriente — se pone de pie — Ahora dejame darme una ducha, no salgas del cuarto

Nuestro ConvenioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora