Presión Baja.

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– Come — insiste

– Ya voy — deja el teléfono — Deja de verme así

– Estoy preocupado

– ¿Por qué?

– Porque te pusiste pálida, tuve que abanicarte, no estabas bien

– Pero ya pasó — come de su ensalada

– ¿Y el bistec?

– Ya me lo acabe — le enseña el recipiente donde venía — Ves, no queda nada

– Buena niña

– Uhm, pendejo — niega y sigue comiendo de la ensalada

– Oye — ríe — Sólo te estoy cuidando

– Me estás vigilando que es diferente

– Bueno, vigilar o cuidar, es lo mismo, tengo mis ojos en ti

– Siempre pero hoy más al parecer

– No te sientes mal todos los días

– Fue una cosita sin importancia ¡Estoy bien! Ve hasta me estoy terminando este boll enorme de ensalada

– Vi que te gustó más el té

– Es que está muy bueno, deberías probarlo — le da su vaso — Prueba

– ¿No es muy dulce?

– No, esta bien equilibrado por eso me gusta

– Uhm tienes razón, es bueno pero me darían una paliza si me ven tomando esto

– Tomalo sólo conmigo entonces — ríe

– ¿Segura que estás bien?

– Si, fue una bajada de presión nada más

– No quiero dejarte sola, puedes sentirte mal de nuevo

– No estoy sola, hay un montón de gente en la oficina

– Aún así, alguien debe estar pendiente de ti

– No necesito niñera — termina su ensalada — Además tienes trabajo esperándote

– Hablaré con Tania para que te esté vigilando

– Te estás pasando, voy a estar bien, relájate

– Pasare a buscarte al final del día entonces

– No sé si saldré temprano

– Claro que si, te sentiste mal, necesitas descanso

– Que intenso eh — niega — Toma otro poco de mi té a ver si te tranquilizas un poquito







Luego de convencerlo de volver a La Naviera, lo acompaño hasta el elevador donde se despidieron con un beso, aunque no estaba muy seguro de dejarla sola en la oficina, planeaba venir a las cinco de la tarde aunque ella todavía siguiera trabajando. El resto del día no tuvo ningún otro inconveniente, siguió asistiendo a sus juntas, habló con los de Arquitectura para saber los avances generales de todas las obras en proceso para luego dedicarse a la montaña de papeles en su escritorio.

Ya para el final del día José Luís salió de La Naviera con rumbo hacía la oficina de Altagracia, llegando se dio cuenta que todavía había mucha gente trabajando de un lado al otro así que probablemente ella aún no terminaba y si, justo estaba saliendo de una junta acompañada de Tania quien parecía hablarle de unos datos pero su esposa parecía no estar escuchando o prestando mucha atención, enseguida notó aquella palidez nuevamente en su rostro y lo confirmó cuando detuvo su andar agarrándose de Tania.







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