Amenaza.

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– Entonces ¿Qué tal ves todo? — se recarga en la baranda

– Me gusta mucho, los cambios que le hicimos ya me hacen sentir más como en casa y ahora que vamos a ser papás, que cerraramos bien el balcón me tranquiliza

– Lo sé, estoy igual, por más que van a tardar en gatear y jugar, si me da ansiedad imaginar que podrían sacar sus manitas por abajo de la baranda

– Tirarían los juguetes, el chupon o el biberón también

– Cualquier cosa que se les diera más bien — observa — También tenemos más espacio coló para poner una piscina de pelotas

– Cuando haga calor y nos de pereza bajar a la piscina del edificio, les sacamos las pelotas y la llenamos con agua, van a estar ahí todo el día

– Sería más seguro también mientras sean chiquitos porque abajo hay una piscina para niños pero si los llevamos de bebés tendríamos que cargar con ellos

– Ya me da pereza y apenas lo dices, mejor aquí con su piscinita y listo

– Ya después si nos cansamos del departamento compramos una casa pero ahora la verdad prefiero estar aquí, estamos cerca del hospital, del trabajo, supermercado, hay un parque

– Lejos de la familia, ese es un punto importante

– Bueno es que ellos viven en barrios cerrados

– Gran ventaja — ríe

– Si pero no lo digas tan alto, luego por andar muy agustos se mudan en el departamento de abajo

– Ay no — golpea tres veces la madera del piso — Ni lo digas, que mi mamá es capaz de eso

– Cuando le digamos que va a ser abuela, capaz y esa idea se le cruce por la mente

– No hay que decirle, te pones ropa holgada y listo

– No voy a esconder mi embarazo — ríe entrando a la sala — Ven y cierra bien que luego se meten los mosquitos

– Estamos prácticamente en el último piso mujer

– Igual vuelan hasta aquí ¿Crees que nada más alcanzan los cinco metros? Cierra bien que no quiero bichos en el departamento

– Está bien, yo cierro ¿Quieres un helado saliendo de aquí?

– ¿Te parece si lo pedimos para llevar? Quiero ir a casa para ducharme y ponerme la pijama, así ceno agusto

– No es mala idea, tenemos la mini neverita en el cuarto, guardamos el helado y le pedimos a Magda que lleve dos cucharas con todo lo de la cena

– Ves ¡Solucionado! Por cierto ya te saque una copia de la llave de aquí — la busca en su bolso — Para cuando nos mudemos tengas la tuya

– Gracias se me había olvidado ese pequeño detalle, le voy a poner un lindo llavero

– Nada vulgar por favor

– Ay pero se te encanto mi llavero de la chica sin sosten

– Era horrible Luís — ríe — Por favor no consigas un llavero así de feo, es la llave de nuestra casa, ponle hasta una foto tuya si quieres pero desnudos están prohibidos

– ¿Y un llavero de michelada?

– Eso si está lindo

– Ves, alcohólica

– Ay cállate — recoge sus cosas — Vamos por el helado, ya no aguanto estar en tacones

– ¿Estuviste todo el día de pie?

Nuestro ConvenioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora