Llanto.

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Al cumplir el mes de vida fueron acostumbrando a los gemelos para dormir en su propio cuarto, ya que todo este tiempo se la habían pasado pegados a sus papis, ahora tenían una rutina que consistía en darles un baño ni bien despertaban por la mañan...

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Al cumplir el mes de vida fueron acostumbrando a los gemelos para dormir en su propio cuarto, ya que todo este tiempo se la habían pasado pegados a sus papis, ahora tenían una rutina que consistía en darles un baño ni bien despertaban por la mañana, luego les tocaba comer y toda una hora de mimos con sus papás; luego pasaban a la carriola o directamente a la cuna movible que Altagracia poseía en la sala, era bastante útil pues ahora que podía volver un poco a su antigua rutina de revisar documentos o sus finanzas, le era mucho más sencillo empujar la cuna hasta la habitación donde iba a ponerse a trabajar que bien podría ser su estudio, la sala o el comedor.

Si bien todavía continuaba bastante lejos de La Constructora, ya tenía el tiempo de leer los informes para estar al día con todo lo que se estaba haciendo, por otro lado José Luís pasaba más tiempo trabajando aunque claro desde casa ya que no deseaba estar lejos de los bebés o de su esposa, sin embargo nada más se encargaba de lo realmente urgente, todo lo demás lo revisaba recién cuando los bebés tomaban una de sus siestas largas. Por ahora continuaban sin Nanas ya que Altagracia prefería encargarse junto a Luís de absolutamente todo lo que respectara a los niños sin mencionar que todavía le costaba lo de crear un vínculo con esos pequeñitos humanitos.

Tenía días muy buenos en los que se sentía la super mamá pero luego otros en los que en verdad no se sentía conectada, le atribuia a todo al cansancio pero ¿Y si en verdad no lograba sentirse madre? Por supuesto que amaba a sus dos bebés, no habría nada en el mundo que no haría por ellos pero aún así deseaba poder conectar plenamente y entendía que esto era un proceso largo pues al final recién ahora están conociendo a esas dos personitas que esperaron con tanta emoción por largos meses. Después de haberles dado un baño como todas las mañanas se puso cómoda en el amplio sofá del cuarto de los gemelos, allí los vestía pues estos no querían separarse de su lado.







– Maldita gente que plasma la maternidad como si fuera todo miel sobre hojuelas — acomoda a Dami entre una de sus piernas dejando que recostara todo el torso sobre su muslo — Ya mi cielo, sé que estabas muy agusto en el agua pero te vas enfermar — coloca a Aaron en uno de sus senos

– Doña ¿No quiere que me encargue de darle el biberón o de cargar al pequeño Dami?

– Están muy mañosos esta mañana, me las arreglare, Luís esta en medio de una video conferencia abajo y si se ponen a llorar ambos, se va a escuchar hasta allá — cobija a Dami — Ya cielo... ¿Podrías preparar otro biberón? Tal vez sea eso por lo que llora o es un berrinche nada más

– Si, voy y vuelvo bien rapidito

– Amor... — trata de llamar su atención — Mi cielo, no puedo cargarte ahora pero aquí estoy ¿Si? Aquí me tienes — acaricia su espalda con la mano libre







Por más que trato de tranquilizarlo al hablarle en un tono de voz dulce y comprensivo, el pequeño simplemente siguió llorando, incluso después cuando Magda lo tomo en brazos para darle el biberón, al parecer era una de esas mañanas en las que Altagracia no sabía que carajos hacer para evitarle tanto llanto a su bebé, tuvieron que intercambiar y eso causó que Aaron comenzará a llora por unos minutos hasta que acepto seguir alimentándose pero esta vez desde el biberón; Altagracia recostó a Damián sobre su hombro mientras volvía a cobijarlo con una manta que tenía dibujos de ranitas, con paciencia sobo su espalda y paseo por el cuarto mientras lo mecia.







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