Lo Que Quieran.

322 52 100
                                    

– Directo a la cama — advierte en lo que empuja la silla de ruedas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

– Directo a la cama — advierte en lo que empuja la silla de ruedas

– Lo sé, no es como que pensará en ir a otra parte — suspira — Además todavía me duelen las costillas

– Ahora pasaremos por una farmacia y bajaré a comprarte esa faja especial, porque la que tienes en casa ya te lastima el vientre

– Bajaré contigo

– No, vas a esperar en el coche, tienes que hacer reposo

– Bueno pero compra una blanca si se puede

– Una blanca será ¿Quieres que pasemos por otra cosa?

– No, la faja y mis medicamentos nuevos, vamos a casa a almorzar por favor, esa gelatina sólo me dio más hambre

– A mi igual, creí que iba aplacarla un poco

– Era muy ligera — alisa su vientre

– ¿Se mueven?

– Aún no pero siento más a uno de este lado, tal vez su hermano lo está empujando

– También tienen hambre, hay que darnos prisa








Luego de pasar por la farmacia fueron directo a casa, Magda estaba muy preocupada cuando llegaron así que los atiborro de preguntas en lo que subían al cuarto, Altagracia se puso la pijama mientras él le iba explicando todo. Ya cuando supo que los dos seguían sin comer se apuro en ir rápido a la cocina para traer el almuerzo, José Luís se dio una ducha rápida y cuando salió encontró a su esposa comiendo mientras buscaba en la tv que ver.








– No me esperaste

– Lo siento pero somos tres bocas aquí — ríe

– Eso huele bien — sube a la cama

– Magda le puso empeño a este almuerzo — le pasa su plato — No dejes caer nada a las sábanas por favor

– Ni de broma, después de ver lo que nos costaron hasta me da miedo comer aquí

– Ah pero lo valen ¿O no?

– Nunca tuve sábanas tan cómodas como estas, vale cada peso

– Es que no me tenías en tu vida, por eso

– Es verdad — ríe — Bueno a comer








Se decidieron por un programa de cocina, la verdad estaba entretenido y ver a la gente enloquecer por el tiempo era divertido; luego de almorzar José Luís se encargo de llevar los platos mientras ella aprovechaba para colocarse esa faja, definitivamente era mejor que la otra que tenía, apretaba mejor sus costillas y no su vientre lo que era un alivio.








– ¿Cómo te sientes? — sube a la cama

– Mejor, mucho mejor y la faja es útil

– Justo te iba a preguntar si la ibas a usar

Nuestro ConvenioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora