Un Buen Colchón.

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Fue una semana bastante larga en el hospital, Altagracia debió de lidiar con los dolores en todo el cuerpo, el ritmo cardíaco del embrión A se estabilizó luego de casi tres días, una experiencia sin duda bastante estresante además de aterradora para futuros padres que encima son primerizos; sin embargo Hugo quiso retenerla por toda una semana debido a que sus golpes habían sido significativos, las costillas fisuradas era sin duda lo que más le preocupaba ya que eso significaba haber recibido varios golpes en esa zona y probablemente el vientre también, a pesar de que Altagracia trató de reducirlos al cubrirse con el brazo.

Era preferible atender una emergencia de madrugada en el hospital a tener que conducir desde el departamento, de hecho por primera vez para Altagracia no fue desagradable su estancia obligatoria, no era un secreto que detestaba quedarse ingresada en hospitales pero debido a la situación, se sentía más tranquila pues sabía que si volvía a presentar sangrado o el ritmo cardíaco de uno de los gemelos bajaba peligrosamente, existía un equipo completo para ayudar. Eso no quitaba por supuesto que a penas y consiguió dormir o que la comida fuera un asco; también era bastante molesto necesitar ayuda para levantarse, ducharse o simplemente ir al baño.

Por suerte José Luís no tuvo que encargarse de nada de eso, ya era bastante pesado tener que verlo dormir todo contracturado en ese incómodo sofá como para pedirle también que la ayudará; definitivamente iba a extrañar a las enfermeras cuando por fin pudiera ir a casa. La mañana que recibió el alta fue tranquila, el clima estaba algo nublado pero no parecía que una tormenta se avecinaba; antes de irse revisaron el ritmo cardíaco de los gemelos y al notar que ambos se encontraban estables y saludables simplemente pudieron irse, claro Altagracia debería de pasar un buen tiempo postrada en la cama pero prefería eso a tener que regresar al hospital.







– Ya estamos en casa Magda — cierra la puerta tras de sí — Vamos directo al cuarto que no puedes pasar mucho tiempo de pie

– ¿No puedo tomar mi desayuno en la mesa?

– Ya se lo preparé todo en una charola como el señor me indicó — informa al salir de la cocina — ¡Que bueno que al fin salen del hospital! ¿Se siente mejor Doña?

– Agotada y respirar duele un poco — sostiene sus costillas — Pero me alegra haber salido al fin

– Seguirán hablando en el cuarto si quieren, ahora vamos a que te acuestes ¿Magda tienes todo?

– Si señor, ahorita les llevo el desayuno

– Perfecto, vamos amor

– ¿Por qué no me puedo quedar sentada en la mesa? Me liberaron el estar sentada, no debo estar acostada todo el tiempo — camina

– Tú misma dijiste que estar sentada hacer que tus costillas duelan más

– Bueno si pero ¿Desayunar, almorzar y cenar en la cama?

– Nada más es por hoy, ya el almuerzo si quieres lo puedes tener en el comedor por ahora quiero que estés en la cama porque lo necesitas

– No puedo comer acostada

– Ya lo resolveremos







Una vez en el cuarto la ayudo a quitarse los tenis luego de que se sentará, por suerte la gran cama que había mandado hacer a medida llego ayer durante la tarde, así que ambos estarían bien cómodos. Aunque todavía experimentaba dolores en todo su cuerpo optó por sentarse al estilo indiecito sobre el colchón mientras desayunaban, sus costillas mantenían la estabilidad que necesitaba para evitarse dolor, ahora el hombro continuaba siendo un auténtico dolor de cabeza sin mencionar que el moretón estaba horrible.







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