Cap.7: Conexión Mágica

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Segundos después...

-¿Y tú? -pregunté.
-Si, se sentía... -dijo Billy.
-Raro -complementé.
-Pero también increíble. ¿También crees que lo ha sido?
-Si.

Estuvimos un poco callados durante varios segundos y de repente:

-(Se abre la puerta mostrando a Freddy. Gracias por destruir mi momento a solas con Billy, aunque también lo agradezco. No sé qué me está pasando) Anne y yo vamos a dar una vuelta, ¿Queréis venir con nosotros?
-Sí, ahora vamos -dijimos Billy y yo a la vez.

Billy y yo nos preparamos para salir con ellos.

Después de prepararnos salimos a dar una vuelta. Billy me hizo ese gesto caballeresco que era el de "las damas primero" para que saliera por la puerta y, evidentemente, le di las gracias. En cuanto Billy salió por la puerta siendo el último de los cuatro y la cerró con llave, dijo:

-Bueno, ¿Qué tenéis planeado hacer vosotros dos? -lo dijo mirando a Freddy y Anne, que él tenía el brazo derecho en los hombros de Anne.
-Pues teníamos pensado... -empezó a decir Anne.
-Ir a la feria como el otro día -terminó Freddy la frase de Anne.- ¿Qué os parece?
-A mí me parece bien -dije.- ¿Y a ti Billy?
-Me parece un plan estupendo -contestó Billy a mi pregunta.
-Vale, pues vamos -dijo Anne.
-Nosotros os invitamos esta vez, ¿Vale? -dijo Freddy.

Billy y yo asentimos a regañadientes. Entonces empezamos a andar tranquilamente hacia la feria, evidentemente, Freddy soltó a Anne para que éste pudiera caminar con la muleta más cómodo.

20 minutos después...

Llegamos a la feria; Anne y Freddy pagaron las entradas para la montaña rusa, la noria, etc (ya que allí una entrada te sirve para todas las estructuras como las antes mencionadas). Primero nos montamos en la montaña rusa, después la noria, y así sucesivamente en las que podíamos montar y estaban hechas para nuestra edad; además, yo soy la menor de los cuatro, así que...

Después comimos algodón de azúcar, y compramos uno por cada dos de nosotros, es decir, dos chismes de estos de algodón de azúcar ya que en una hora o media hora íbamos a comer en casa. El de Freddy y Anne era el de color azul, y el de Billy y yo el rosa (que creo que es de fresa, al menos es a lo que me sabe).

Nos lo pasamos muy bien, al menos es lo que se veía en nuestras caras, felicidad y diversión.

Después de estar en la feria volvimos a casa. Quise ayudar a Rosa y a Víctor con la comida, al menos esa era la idea, pero cuando entramos en casa, fui a la cocina, entré allí y vi que la comida estaba hecha.

En cuanto salí de la cocina vi a Rosa y a Víctor de pié en el salón mirándome. Entonces dije:

-Después de salir, tenía pensado ayudaros a hacer la comida en agradecimiento por vuestra amabilidad de dejarme vivir en esta casa.
-No pasa nada cariño, no hacía falta, pero gracias por al menos tener pensado ayudarnos a hacer la comida -dijo Rosa.- Y estamos encantados de tenerte aquí, en nuestra casa, das más alegría a esta casa con solo tu presencia.
-Sip, es verdad -dijo Víctor.
-Yo también lo creo -dijo Freddy.
-Y yo -dijo Anne.
-Todos opinamos lo mismo -dijo Billy en nombre de su familia. Me agarró suavemente de los hombros con sus cálidas manos.- Irene, eres increíble. Das mucha más alegría a este hogar, que ahora es de todos, y no soportaría la idea de que después de lo de tu madre te fueses de esta casa sola.

En cuanto terminó su "pequeño" discurso, no dudé dos veces y le abracé. A los dos segundos, Billy correspondió al abrazo. Empezó a caerme una lágrima de felicidad tras otra por lo que había dicho y de repente, Billy me empezó a acariciar a la espalda al notar que estaba llorando y me susurró:

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