capítulo 17. Celos

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Evander

Cogimos unos de los coches tras despedirnos de mi secretaria.

Mentiría si dijera que no quiero saber dónde va a pasar la noche.

Llego junto a la pelinegra a un restaurante exageradamente caro, al menos para ir a cenar con ella. Solo se puede entrar si se ha pedido una mesa al menos unos meses antes, pero Natalia consiguió mesa ayer mismo. ¿Cómo? Muy sencillo, que mejor manera de promocionarte y que la gente hable de ti si les das mesa a las dos personas que están en boca de todos y hay fotógrafos persiguiéndoles donde quiera que vayan, permitiendo de esta manera que alguna imagen de tu restaurante salga en una portada, no hay mejor forma de promocionarte. Así que bajamos del coche y le paso las llaves al chico que va a aparcarlo, tras eso Natalia se agarra a mi brazo y juntos avanzamos hasta el metre que solo al vernos nos acompaña sin demora a nuestra mesa y me doy cuenta de que está bastante cerca de uno de los grandes ventanales del restaurante por lo que los posibles paparazzi que pueda haber sacarán unas fotos bastante buenas, incluso podrán ver que hemos pedido para cenar, cosa que no me gusta nada.

-¿Elegiste tu misma la mesa?

-Es bueno que nos vean juntos, querido - contesta ella con una sonrisa.

Sonrío al igual que ella, hay demasiada gente en la sala como para decir nada o hacer muecas extrañas. Nos traen la carta y pido rápidamente la especialidad de la casa que consiste en tortellinis de almendras y caldo de carne ahumada de primero y panza de cerdo con salsa de yogur, pino y cidro mientras que Natalia pide una ensalada de primero y fricasé de mariscos con pesto y albahaca de segundo, también decide que el postre para ambos será moras salvajes con helado de lavanda, no pongo objeción alguna. Mientras tanto nos traen unas copas de vino, tinto para mí y blanco para ella, vinos que ellos mismo han elegido y que creen que son los que mejor combinan con lo que hemos decidido pedir para la cena.

-Así que... esta noche tu secretaria no duerme en casa con nosotros, ¿verdad?

No puedo evitar levantar una de mis cejas, no sé dónde quiere llegar con lo que acaba de decirme.

-No, es su día libre, puede hacer lo que quiera. - pego un trago a mi copa.

-¿No crees que es un poco vulgar? - me dice colocando los codos en la mesa y apoyando su cara entre sus manos mientras sonríe coqueta - como viste... no pega nada comparado con lo que tú eres.

-Como ya he dicho es su día libre. Cuando toca trabajar se viste como es debido. Que ropa se ponga cuando no está en horario laboral me da exactamente igual y no afecta en absoluto a sus funciones.

-Ya... - dice apoyándose en el respaldo de su silla y bajando sus brazos - pero es que tiene hasta un tatuaje. Me parece horrible.

-Sabes perfectamente que tengo una pierna totalmente tatuada ¿no te parece vulgar en mí? - pregunto haciendo que su sonrisa se vaya y se disponga a beber de su vino.

-Es distinto. Tu eres... tu

Suspiro. Entiendo por qué intenta boicotear a Moxie, lo comprendo perfectamente, después de todo es una mujer joven y preciosa que vive conmigo, así que si ella quiere realmente acercarse a mi es normal que quiera deshacerse de ella. Comenzamos la cena y sus manos se posan alguna que otra vez sobre las mías, mientras sonríe claramente mostrando su lado bueno para que le hagan fotografías desde el exterior. Cuando estamos acabando la cena y comenzamos a tomar el delicioso helado con moras Natalia saca de su bolso un sobre y lo planta frente a mi. Me lo quedo mirando unos segundos sin entender de que va la cosa.

-Esto es un gesto por mi parte para que veas lo mucho que me importa esta relación, querido.

Agarro el sobre y miro en su interior es la primera página que confirma que no soy hijo de mi padre, la original, pero faltan otras dos. Sonrío y me guardo el sobre.

Moxie #Stone1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora