capítulo 30. Cena y cadaver

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Evander


La noche del sábado pinta a otra noche aburrida con Natalia. Sinceramente me hubiera gustado ir a la fiesta donde va Moxie, para ver el ambiente donde se mueve y para que ningún maldito moscardón se arrime a ella, pero en lugar de eso estoy subiendo a casa de Malcolm para esperar a su hermana Kayla. No voy a negar que últimamente estoy extrañamente protector con ella la secretaria. Saber que va a tener un hijo o hija mío me voló la cabeza, me trastocó de tal manera que me daba la sensación de que podría dañar al bebe de alguna forma y es por eso que me he tirado bastante tiempo negándome a la intimidad que secretamente anhelaba tener con ella. Cuando se me abalanzó encima en el comedor aquella tarde no podía evitar tener el puto pantalón en tensión debido a mi erección y me repetía mentalmente que no debería hacer nada, una estupidez como pude ver más tarde. Me informé, eso sí, tras caer en las tentaciones de esa pelirroja que me estaba volviendo loco, que no había problema alguno en realizar las artes amatorias con una embaraza. Solo deseaba saber que ella estaría bien esta noche y esperaba que nadie intentara nada con mi mujer.

Una vez en el piso de mi primo, entro escuchando el sonido del agua caer desde su baño. Mientras él se ducha decido salir al balcón y fumar con tranquilidad, para aguantar a Natalia he llegado a la conclusión de que lo mejor es ir relajado desde casa. Mientras pego la segunda calada al porro unas manos se acercan desde detrás y me aprietan en un abrazo. La cabeza de ella se apoya en mi espalda y yo poso mi mano libre sobre las suyas mientras sonrío, agradeciendo ese cariñoso abrazo.

- ¿Me das un poco? - dice una voz dulce y delicada.

- No te lo crees ni tú, enana.

Me giro para encontrarme con la niña de diecisiete años más bonita que puedes ver en tu vida. Sus ojos grandes y expresivos de un tono marrón con motas verdes y una sonrisa que hace que le salgan unos hoyuelos a cada lado. Parece una muñeca. Se parece mucho a Kayla, no hay duda de que son hermanas. Pero su cabello, antes largo y castaño claro, ahora es de un tono azulado y corto sobre sus hombros.

- ¿Qué diablos te hiciste en la cabeza? - le digo mientras continúo fumando apoyado de espaldas contra la barandilla.

- ¿Te gusta? He decidido pegar un cambio de look.

- Mi hermana pequeña está como una cabra - dice Mal llegando tras ella, solo con una toalla atada a la cintura, exhibiendo su cuerpo tatuado, y le da un coscorrón con la mano abierta.

- ¡Aaau! - grita Olivia.

Automáticamente mi mano viaja hasta mi primo y le devuelvo la colleja que le propinó a la pequeña, lo que provoca un quejido de su parte.

- ¡Oye! Como hermano mayor puedo darle un buen porrazo a mi hermanita, especialmente si te pide que le des una calada de eso que siempre fumas. ¿O crees que no te había escuchado? - le pregunta a su hermana con los ojos entrecerrados.

- Ya, pero no olvides que yo soy mayor que tú, así que me toca proteger a la enana. No le vuelvas a dar una colleja porque te la devolveré más fuerte. - le digo a Mal mientras mi prima se acerca a mí y me abraza mientras le saca la lengua a su hermano el cual pone morros y está cruzado de brazos. - ahora termina de vestirte o llegaremos tarde.

- ¡Si, papá! - me grita girando sobre un pie y caminando hasta su cuarto. A veces se porta como un puto crio.

Mientras Mal se viste, su hermana Olivia y yo nos sentamos en su sofá a charlar. Le pregunto sobre las clases que hace poco comenzaron y ella intenta convencerme de que todo va de color de rosas, siempre ha sido buena estudiante así que no hay motivos para desconfiar de lo contrario. Durante la conversación Kayla llega ataviada con un vestido corto y negro, sin escote, y su pelo oscuro suelto. La melena ya casi le llegaba la cintura y mientras la observo, su hermano, que viene tras ella parece que quiere hacerle la competencia, ya que su cabello ya va un poco por debajo de sus hombros.

- Por fin te has puesto algo de ropa Mal.- digo en tono jocoso mientras comienzo a picotear de una bolsa de patatas fritas que pongo sobre la mesa para compartir con las chicas. La hierba que he fumado hace que me entre hambre. - aunque podías haberte puesto algo más...- digo haciendo un gesto con la mano, señalándolo entero.

- ¿Elegante quizás? - yo asiento - paso.

Al final se ha puesto una camiseta negra bastante ajustada de manga corta y unos tejanos igual de oscuros. Se ha recogido el cabello en un moño y algunos mechones más cortos se van hacia su cara. Que haga lo que quiera. Él se acerca a la mesa y comienza a comer algunas patatas, en un momento la bolsa se ha acabado y cuando veo la hora Kayla, Malcolm y yo nos despedimos de Olivia, que esta noche se ha querido quedar en casa de su hermano a dormir. A veces lo hace, aparece de golpe, ya no nos hace falta ni preguntar, sabemos que tampoco nos dirá que ha ocurrido, no si insistimos. Lo mejor es dejarla y que hable cuando ella quiera. Aunque habitualmente se trata de alguna discusión entre sus padres. Al parecer mi tío tiene una o dos amantes por ahí, oficiales al menos, y por supuesto a su mujer no le hace especialmente ilusión. Algunas veces tienen discusiones tan acaloradas que Olivia sencillamente se marcha a casa de su hermano mayor, donde se siente más protegida, incluso tiene su propio cuarto. Me parece una verdadera lástima que mantengan su relación por las apariencias, ellos no se quieren, diría que nunca lo han hecho. Malcolm incluso apuesta a que si ellos nacieron fue por que tocaba que tuvieran hijos, nada más.

Moxie #Stone1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora