capítulo 43. Cortes

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Moxie



La escena frente a mí me hace soltar un grito. Malcolm salió disparado, listo para atrapar por fin al asesino de su primo y de la mía. Hook, que dejó ver que portaba algún arma encima, agarra en una de sus manos un maldito cuchillo de supervivencia y caza, con un lateral de sierra en su hoja, en el lomo.
Está diseñado para hacer mucho daño.
Y mientras Malcolm y Evander corren hacia él no puedo evitar cerrar los ojos durante un segundo, un segundo que me impide ver como Hook gira su brazo hacia Malcolm. Está claro que el primo de mi marido, quizá debido a la oscuridad de la noche lluviosa, no se ha dado cuenta de las armas que lleva el hombre frente a él. Cuando los abro veo que le ha clavado hasta el mismo mango esa arma. En el muslo. Lo que acaba de ocurrir, pese a que a mí me hace gritar, a Hook le hace que le hierva la sangre, pues ha vuelto a errar. Evander se ha lanzado contra su brazo impidiendo de esta manera que el cuchillo fuese hacia las costillas o estómago, posiblemente salvando, por ahora, la vida de su primo.

Malcolm cae entre gritos al suelo, llevándose el arma con él. Parece que le atraviesa de lado a lado, pues veo la punta del arma saliendo por el pantalón que Malcolm lleva puesto, desde aquí es imposible ver la gravedad de la herida. Entonces Evander no se queda ahí. Obligándose, sin duda, a no ayudar a su primo, se lanza contra Hook una vez más. Comienza lanzándole un gancho de derecha, el cual su contrincante esquiva con un paso atrás y agachándose un poco. Así de esta manera lanza un golpe en uno de los costados de Evander, y este se queja. Se aparta un poco de Hook, pero este no quiere darle tregua, se lanza contra su oponente con un golpe directo. Pese a que es algo más bajo que Evander consigue darle un potente puñetazo en la nariz, posiblemente rompiéndola. Evander pega un grito, pero más de cabreo que de dolor, y enrabiado como está se lanza contra él para que no le vuelva a golpear. Hace un jab, un golpe básico para poder mantener la distancia, cosa que consigue. En ese momento Hook da honor a su nombre con el golpe del mismo, un gancho que se dirige hasta el costado dañado por el corte que Natalia le hizo. Evander consigue zafarse a duras penas y decide entonces comenzar a golpear sin descanso. Parece que su rival va a por todas. Hook se cubre la cabeza y tras varios golpes Evander se tira hacia atrás, dando espacio.

Ambos están cansados y empapados. Evander no puede apenas moverse bien debido al disfraz que aún lleva encima así que comienza a desnudarse, no sin dejar de mirar en todo momento a su rival, que escupe en el suelo algo de sangre y después se lame la boca con una sonrisa, esperando el siguiente golpe.

Mientras tanto Malcolm se ha retirado entre gemidos hasta las pacas de heno que hay debajo del espantapájaros, se arrastra poco a poco. Sé muy bien que en ese lugar está el arma de Evander, lo sé porque yo misma la puse ahí. Una Glock 44. Malcolm sangra profusamente de su herida, su pantalón de color claro se ve bastante manchado de sangre, y no puedo esperar más, he de hacer algo o posiblemente morirá desangrado. Así que saco mi teléfono de debajo de mi capa y, aunque me cuesta algo debido a lo mojadas que están mis manos, consigo desbloquearlo y enviar un mensaje de voz a Kayla. Rápidamente le digo que necesitamos una ambulancia, que Malcolm está herido y Evander está peleando con Hook. Corto el mensaje, que enseguida me muestra el tick, confirmando que ha recibido y escuchado el audio, entonces giro mi cara, haciendo que mi teléfono se caiga al fango por la impresión. No me lo esperaba. Natalia está de pie, mirándome encolerizada, sucia y empapada. Sus ojos fijos en mi hablan lo suficiente como para decirme lo que su boca no va a hacer. Me retiro con pasos cortos hacia atrás y mi espalda topa contra el heno húmedo. No dejo de mirarla. La mujer frente a mí, descalza y temblando, lleva en su mano derecha el cuchillo de la cocina, el cuchillo que tanto he usado estos últimos días con Marta. Ahora si que parece salida de una maldita película de terror. Toda ella tiembla de frio y rabia, respirando profundamente, mientras los dos hombres tras ella siguen peleando a puñetazo limpio.

- ¿Es cierto? - dice en un hilo de voz.

- ¿Si es cierto el que?

- Tu embarazo - me mira la tripa y veo como su mano se aprieta aún más en el mango del cuchillo - ¿Tienes al bebé de mi chico ahí dentro?

Esta vez es a mí a la que el miedo abandona y la rabia la saluda. Me veo venir lo peor. Esa hija de puta quiere clavarme ese cuchillo de cocina en toda la tripa, ¿realmente puede llegar a ser tan malvada? No sé porque me hago esa pregunta, pues sé que sí es capaz. Este es sin duda uno de esos momentos de "ella o yo". La miro esperándome lo peor, queriendo reaccionar antes de su ataque. Levanto algo mis manos, como para impedirlo antes de que ocurra.

- Querrás decir mi marido - decido picarla, después de todo es la verdad y va a intentar matarme sí o sí.

- Zorra... - mi respuesta no le gusta nada, su cara muestra la rabia que me tiene - Tu marido ha disfrutado mucho conmigo estos días ¿Lo sabias? - entorno los ojos. ¿Qué está diciendo?

- Eso no es verdad.

- Oh... pero lo es. Lo hemos pasado de miedo en mi piso, me ha follado como nunca, quizá hasta le doy yo también un bebé. - sonríe agitando el cuchillo - No sabes como lo hemos pasado, y en su cuarto de juegos también, es un poco bestia, pero me encanta así.

- Sabes... - le digo sin poder evitar reírme un poco - El de la sala de juegos no fue él. - Natalia se tensa y observa mi cara, intentando ver si digo la verdad. - Fue otro tipo el que se te folló ese día y sabiendo que Evander no quiere tocarte ni con un palo no puedo creer que lo que dices es cierto... y si por lo que sea lo es... sin duda hay algo turbio en medio.

Parece que la he pillado ahí, o quizá es el cabreo por saber que el sexo que tanto le gustó en la sala de juegos no fue con él, el caso es que la mujer lanza un grito al aire. Su mano, tal y como pensaba, no se levanta al aire para atacarme, sino que sigue recta hacia mi estómago. Por suerte mis manos, ya preparadas, agarran los costados del filo del cuchillo, provocándome heridas en los dedos, sí, pero consiguiendo desviar el arma.

Moxie #Stone1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora