capítulo 28. Hook

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El domingo en cuanto llegué a casa estaba demasiado cansada como para pensar en contarle nada sobre el embarazo a Evander. El lunes me pasó lo mismo... y el martes.
Vale, puede que el cansancio en este caso sea más una jodida escusa que otra cosa, pero de hoy no pasa. Claudia me ha dado tantos ánimos como ha podido, me insta a que debería contárselo cuanto antes para poder decidir entre los dos que se va a hacer con el bebé. Pensándolo bien he llegado a la conclusión que él debe saberlo.

Stone está acabando una reunión en su despacho con uno de los hombres de la junta de accionistas, mientras tanto estoy concertando una visita a una compañía que Evander pretende conseguir, por lo que la línea ha estado ocupada durante bastante rato, lo sé porque Natalia ha llamado en cuanto colgué a la persona con la que conversaba y me lo dijo entre gritos. Me cuenta que intenta contactar con su prometido pero que no hay manera. La mujer quiere adelantar unas de las fiestas que tienen planeada hacer, creo que la de compromiso, y quiere que Evander pague la penalización por cambio de fecha. Le digo que se lo explicaré todo al jefe en cuanto acabe la reunión y me cuelga sin despedirse siquiera. 

En cuanto le explico a Evander lo de la fiesta su cara me lo dice todo, no le gusta nada la idea. Así que se vuelve a encerrar en su despacho y no lo veo salir hasta que es la hora de volver a casa. Puede que sea por lo ocurrido el fin de semana, pero el caso es que ahora volvemos a ir y venir los dos juntos, en el mismo coche. Cada vez que me he sentado de copiloto me han entrado unas ganas terribles de contarle lo mío, pero luego pienso ¿y si le impresiona tanto que tenemos un accidente? Es mejor no contar algo tan importante en un coche en marcha. 

Una vez en casa decido preparar la cena, creo que me relajará. Normalmente él se queda un rato en su despacho, terminando cualquier cosa del trabajo, pero hoy no, hoy se sienta en una de las sillas de la cocina y me observa moverme por ella mientras cojo utensilios y verduras. Finalmente, tras quitarse la corbata y dejarla sobre la mesa, se levanta y comienza a ayudarme con la cena. Esto me gusta. Me gusta que nos compenetremos mientras cocinamos, como cuando voy a pasar y el da un giro a mi espalda cogiendo algo tras de mi o viceversa. Es como si supiéramos que va a hacer el otro antes. 

-Natalia no tardará en llegar – resoplo ante la noticia que me da Evander - así que si nos damos prisa hasta cenaremos los dos tranquilos.

Asiento, pero no sonrío. Sigo sin aguantar que ella aparezca cuando le venga en gana. Deseo con todas mis fuerzas que esto no dure demasiado.

Mientras estoy haciendo las verduras salteadas me acerco a uno de los armarios para sacar una de las salsas, una que suelo utilizar bastante, miro detrás de todos los botes hasta que recuerdo que se me acabó hace un par de semanas y no había comprado, no había pensado en ello. Y entonces llegan las lágrimas, comienzo a hacer un puchero y a llorar de manera casi desconsolada. Stone me mira sin saber que ha pasado, me pregunta que si me he quemado o cortado y coje mis manos para ver heridas, pronto descarta ambas cosas como motivos de llanto. 

-Se me ha olvidado... es que... no hay...- digo entre hipidos señalando donde pongo siempre el bote de salsa - 

-¿Estas llorando por una salsa? Moxie, ¿estás bien? No es normal ponerte así por una tontería.

Y para que dice nada, ¿cómo se le ocurre decir la palabra tontería? Para mí no es una tontería. Estoy harta de mis hormonas de embarazada, de pronto mis lagrimas se vuelven enfado y le grito que no es ninguna chorrada, que lo necesitaba para hacer la cena. Lo aparto de un empujón, lo cual le impresiona, y saco las verduras de la sartén, emplatándolas con cara de enfadada y con algunas lágrimas aun cayendo por mi mejilla. Él no sabe dónde meterse. Se debe preguntar que bicho me ha picado para volverme tan loca de un momento a otro. Me preparo mi plato y me siento en la mesa de la cocina a comer, ahora mismo me da igual él. Lo veo de reojo preparar su plato y se sienta frente a mí, observándome y comiendo en silencio. Una vez he terminado mi plato mi cabreo ya se ha disipado y saco un bote de helado del congelador, comienzo a comérmelo frente a Stone, apoyada en el mármol. 

Moxie #Stone1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora