16- Rumbo

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Lena escuchó el televisor, supuso que Evan estaba viendo alguna película. Observó su habitación desde su puerta y suspiró.
-Llegó el día.

Hizo lo que tenía planeado desde hace años. Ordenó su ropa sobre la cama, dejó sus objetos de valor en una pequeña caja y escribió una nota con las indicaciones.

1. Donar la ropa y joyas.
2. Mis ahorros son para los gastos del hospital y la cremación. No quiero ataúd.
3. Dejen las cenizas donde prefieran, me da igual, ya estaré muerta.
4. Si sobra algo de dinero, repartirlo entre Amanda, Sindy y Joseph, ellos lo necesitan para pagar la carrera.
5. No le digan a mis padres, no quiero que sepan que fui cobarde.

Dejó la nota en el escritorio, pensó en dejarle un mensaje a Evan pero si lo hacía, lo iba a amarrar a ella.

Esperó varias horas hasta que escuchó los ronquidos del joven. Salió de su habitación y lo vio dormir. Una pequeña sonrisa melancólica apareció en su rostro.
-¿Debería quedarme un tiempo más?

No, era inútil, iba a morir de cualquier forma.

Fue a la cocina y buscó el más afilado cuchillo de todos, el que nunca usaba. Se dirigió al baño y por última vez, miró a Evan.
-Perdón por hacerte esto.

Se encerró en el baño, se sentó en el frío y húmedo suelo para dejar correr al agua.

Sintió los latidos de su corazón bombear en sus oídos tan fuerte que pensó que se desmayaría.
-Hazlo, solo es un corte.

Se dijo y deslizó el cuchillo por el largo de su brazo. Dolió solo por unos segundos. Hizo lo mismo con el brazo derecho y esperó.

Poco a poco sintió su cuerpo débil hasta que cerró sus ojos, pensando que nunca más los volvería a abrir.

-Lena?

La joven despertó, sintió que alguien le tomaba su mano izquierda, miró a esa dirección y vio a su padre.
-¿Papá?...

"¿Será que ya morí?"

Hans sonrió.
-Despertaste, estás en el hospital, Evan te trajo a tiempo.

-¿Evan?

Miró al techo preocupada, Evan debe estar preocupado.
-¿Dónde está?

-En la sala de espera, aún no te ha visto.

Lena miró a su padre.
-¿Por qué estás aquí?

El señor se acercó a ella y le acarició el cabello.
-Hace años comprendí que te culpamos por algo que era nuestra responsabilidad, ambos eran niños, no debían estar solos en casa mucho menos en la calle, supongo que era más fácil culpar a otra persona... tenía la intención de venir a arreglar todo pero supuse que estabas mejor sin nosotros, además Emily aún te culpa.

Lena empezó a llorar.
-Yo no debí cruzar la calle papá, fue mi culpa.

-No, no lo fue, los accidentes pasan hija.

Por fin Hans le había dicho hija, era algo que no decía desde el accidente.
-¿Y mamá?

-Se fue, no nos va a molestar, lo prometo.

Hans la abrazó con cuidado y Lena sintió que por fin podía comenzar a vivir, eso le hizo recordar su enfermedad.
-Papá, ¿te dijeron de...

-Sí. El médico me dijo de tu leucemia. ¿Esa fue la razón por la que decidiste hacerlo?

-Sí...

Hans suspiró.
-¿Qué quieres hacer?

.
.
.

Evan estaba apoyado en la pared impaciente, mientras Joseph y Sindy peleaban frustrados por no poder ver a Lena.
-¡Por Dios, tanto se demoran!?

Evan observó que unas enfermeras le estaban sacando fotos a escondidas. Sindy se dio cuenta y les gritó.
-¡NUESTRA AMIGA ESTÁ HOSPITALIZADA Y USTEDES SE PREOCUPAN POR UNAS ESTÚPIDAS FOTOS? ¡TENGAN MÁS RESPETO!

Las jóvenes se fueron avergonzadas y Evan sonrió.
-Gracias, Sindy.

En ese momento, Hans apareció junto con el doctor. El grupo se acercó a él con miles de preguntas.
-¿Despertó?
-¿Está bien?
-¿Qué pasará?
-¿Puedo verla?

Hans se cruzó de brazos, miró a cada uno serio y preocupado.
-Lena está durmiendo ahora.

-Está con altas dosis de somníferos, dormirá por unas horas.

Evan frunció el ceño confundido.
-Ella no está bien, ¿verdad?

Hans y el doctor se miraron.
-No, Lena me pidió que les dijera lo que pasaba. Ayer vino a retirar los exámenes que se le hicieron por el trabajo. Al llegar le pedimos que se quedara para esclarecer algunos resultados.

-Lena tiene cáncer.

Hans dijo sin más. Todos estaban en silencio tratando de comprender lo que escucharon.
-¿Cáncer?

Dijo Joseph con una pequeña risa incrédula.
-Que... no, ella...

Sindy por su parte miraba a todos tratando de que alguien le dijera que es una broma.

-¿Qué tipo de cáncer?

Amanda, como siempre era la más centrada, pudo comprender la situación. El doctor apretó los labios y dijo.
-Es leucemia... tipo 3.

-Eso es bueno, ¿no? La leucemia se puede tratar con un donante.

Joseph mantenía el ánimo elevado mientras que Evan se tomó la cabeza.
-¿Va a comenzar el tratamiento?

Hans asintió.
-Sí, pero no tenemos tiempo y la forma más segura es encontrar a un donante de médula ósea.

-¿Cuánto tiempo tiene?

Evan contenía la tristeza de forma olímpica mientras que los demás estaban derrotados.

El doctor suspiró.
-Sin tratamiento, máximo un año, con tratamiento máximo 2 o 3 con suerte.

-O sea que si no aparece un donante, Lena va a morir en 2 años, ¿es eso?

Sindy no daba crédito a lo que escuchaba. Hans solo asintió.

Evan se dio media vuelta y caminó lejos de ellos.
-¿Evan?

Joseph lo llamó pero este no lo escuchó.

Amanda tomó el hombro de Joseph.
-Necesita tiempo...

Evan salió del hospital y caminó sin rumbo, sin pensamientos, sin nada, solo caminaba. Su mente luchaba por encontrar sentido en el caos. La brisa acariciaba su rostro, llevándose consigo las lágrimas que se negaba a mostrar. En algún lugar, entre la desesperación y la esperanza.

 En algún lugar, entre la desesperación y la esperanza

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Save You (Evan Peters)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora