24- Consecuencias

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*
Lena estaba en el auto de su padre, esperando mientras él hacía lis tramites para su ingreso.

Estuvieron recorriendo el pais buscando algún donante y al ver que su tiempo se terminaba, decidieron ir a la capital para recibir el mejor tratamiento.
Ambos sabían que solo aplazaban lo inevitable, sin embargo, Hans estaba más tranquilo si su hija pasaba sus últimos meses recibiendo el mejor trato posible.

-Ya llegamos, mi papá está preparando todo para mi ingreso, espero que en unos minutos ya esté hospitalizada.

-Lena, se que no quieres que le diga a Evan, pero el pregunta por ti cada día...

Lena sonrió con tristeza.
-Lo se Amanda, pero miralo, le está resultando todo, incluso ha sido nominado a premios... no puedo oscurecer su vida de esta forma. Voy a morir de todas formas.

-Esta bien, cuidate. Joseph y Sindy te envían saludos.

-Diles que se comporten.

Lena cortó la llamada, miró a la entrada y vio a su padre ir hasta ella en compañia de una mujer y una silla de ruedas vacía.
-Hija, ya está listo, puedes entrar.

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Al llegar a su nueva habitación, se sorprendió, era más grande que cualquier otra.
-Papá, podemos pagar esto?

Hans sonrió.
-Si, el seguro lo cubre.

-Claro...

A medida que la enfermedad avanzaba y era terminal, los seguros se encargaban de que el cliente se sintiera a gusto sus últimos días.
-Saldre a llenae los papeles.

Hans le dio un beso en la frente y ella sonrió.

Arrastró la silla hasta la cama y rozó la yema de sus dedos en las sábanas.

-Son de algodón.

Lena volteó y vio a un chico igual a ella, pero con peor aspecto.
-Asi no te salen escaras y no tienes irritaciones.

El joven se acercó a ella.
-Soy Ian y tu?

Lena le sonrió.
-Lena. Leucemia tipo 3 y tu?

-Cancer de pulmón, terminal.

Ambos sonrieron ante tal presentación.

-Ven, te enseñaré el lugar.
*

Ian no paraba de tocer sangre y Lena le limpiaba.
-Lena, no debes hacer esto...

-Lo quiero hacer, Ian, no puedes morir solo.

El joven la miró con los ojos empañados.
-Morir... antes de conocerte pensé en pedir el alta para ir a morir a alguna pieza de algún hotel de mala muerte, incluso pensé en ir donde mi familia y prender fuego a la casa, total, ya estaba condenado.

Lena sonrió.

-Pero cuando te vi llegar con ese horrible aspecto de no haber dormido en cuatro noches, quise saber quien eras y casualmente, compartimos piso...
Lena, me devolviste la vida y te estaré  siempre agradecido.

Ian vio a Evan, quien estaba esperando sentado fuera de la habitación.

Lena empezó a llorar, sabía que él se estaba despidiendo.
-Tranquila, estoy feliz, por fin voy a descansar de esta tortura.

Ian recargo su cabeza en el hombro de la joven y le tomó la mano.
-Ese chico te ama, no lo apartes de ti. Vas a querer abrazarlo cuando llegue tu día, sé porqué te lo digo.

Lena tragó saliva y dijo.
-Mi mamá es una posible donante, pero no creo que acepte.

Ian rio con dificultad.
-La vida es a veces una maldicion.

Ambos se quedaron en silencio por varios minutos, incluso Lena pensó que Ian estaba durmiendo.

Los ojos de la joven empezaron a cerrarse del cansancio, quería mantenerse despierta a toda costa.

-Lena?

La joven despertó.
-Si?

Ian susurró.
-Vive... debes vivir...

En ese momento el monitor emitió una alerta.
Lena volteó y vio a Ian con los ojos cerrados, sin respirar.

Los enfermeros corrieron hasta el lugar solo para constatar que había fallecido.
El do tor entró y tras él, estaba Evan.

Apagó el monitor, miró su reloj.
-Hora de la muerte, 3.15 am.

Al escuchar esas palabras, Lena abrazó el cuerpo de Ian y empezó a llorar.
Sentía que una parte de ella se había ido con él.
Era extraño, apenas sabía su nombre y sentía que lo conocía de toda la vida.
-Ya estás  descansando...

Las personas los dejaron solos, pero Evan se quedó ahí.
Le partía el alma verla llorar de esa manera.

-Lo haré Ian, lo prometo.

Lena le dio un pequeño beso en la frente al joven, acarició las pálidas mejillas y le dijo.
-Te amo.

Con solo esas dos palabras, el mundo de Evan se derrumbó. Salió del lugar tapando su boca y fue corriendo al baño más próximo.
Una vez ahí, vomitó.

Su estomago se había revuelto, sintió rabia y decepción.
-Lo ama?

Apretó los puños y le pegó a la puerta dos veces.
Se sintió estupido al pensar que ella seguía sintiendo lo mismo por él.

Se sentó en el frio suelo, mirando sus nudillos sangrantes.
Quería ir y apartarla de Ian, apartarla de todos, llevarla lejos y tenerla con él.
Se golpeó la cabeza contra la pared.
-No puedes.

Sonrió.
Claro que podía, sus personajes lo harían sin dudarlo, pero esto no era una película o una serie, era la vida real y tendría consecuencias.
-O no?

-O no?

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Save You (Evan Peters)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora