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38 horas antes del ataque a la ciudad:

Jisung terminó de atender a una ancianita cuando las chispas negras de uno de los portales de Chan aparecieron frente al mostrador de la tienda de sus tíos.

— Sung, tenemos que ir al museo, ahora, ha ocurrido algo horrible... — Chan tenía la respiración agitada y la música de su teléfono comenzó a sonar.

Tomó las llaves de la tienda, cerró la puerta de entrada y apagó las luces, en menos de tres segundos, usando su poder. Jisung contestó al teléfono mientras cruzaba el portal de su amigo hacia el museo.

— Estoy con Chan ¿Ha ocurrido algo? — Jisung hubiera adorado decir su nombre en alto, pero su amigo no podía conocer la identidad del chico, ni siquiera él podía confiar en que el australiano no hiciera una estupidez.

No vayas al museo — La voz de Minho sonó entrecortada, estaba respirando rápido, a Jisung eso no le dió ninguna buena espina.

— Estoy en el museo ¿Que ocurre?

Joder Hannie, tenéis que salir ya de ahí, mi jefe reconoce a este tipo, es un psicópata, os matará antes de que podáis daros cuenta, salid de ahí ¡Ahora! — Jisung paró de caminar en seco, el miedo comenzaba a apoderarse de él y miraba la puerta del museo con pánico.

— Vas a tener que explicarte mejor... — La llamada se cortó, dejando los pitidos en el aire, segundos después, una bomba de humo morado apareció frente a él.

— Es el jodido cuervo rojo, es el hermano menor de mi jefe, ya ha atacado antes y volverá a hacerlo, esto es obra suya y no es como yo... Es la maldad personificada. — Minho había tomado sus mejillas para mirarlo a los ojos, Jisung podía ver el miedo en los ojos del chico.

Varias armas de policías apuntaban a Minho, pero a él no podía importarle menos, solo quería asegurarse de que su chico estaba a salvo, y lo mas lejos posible del alcance de las manos del cuervo rojo.

— Se ha llevado a Innie... Quiere usar su poder como un arma de destrucción combinándolo con el suyo, esto es su obra, es grotesco y sanguinario, y no tienes porqué verlo... — Minho giró la mirada a Chan y frunció el ceño con odio contenido — ¿Y tu qué? ¿Acaso eres idiota? ¿Cómo se te ocurre traerlo aquí? — El héroe boqueaba sin poder emitir sonido, Minho lo asustaba bastante en realidad.

— Estaré bien... Los agentes dicen que está despejado.

— Pero los cadáveres siguen ahí ¿De verdad quieres ver eso? — Jisung tomó las manos de Minho, y las quitó de su cara para entrelazar sus dedos.

— Tengo que saber a lo que nos enfrentamos ¿Quieres venir conmigo? — Minho quería decir que no, sabía que su estómago no iba a aguantar... Pero no quería dejar solo a Jisung ahí adentro, así que terminó asintiendo. — ¡Viene conmigo! — Gritó a los policías, haciendo que bajasen las armas y abrieran un pasillo para los tres hasta la puerta del museo.

— Si vomito, sácame de aquí a velocidad supersónica ¿Vale?

— Lo haré, te lo prometo. — Jisung entró primero, tirando suavemente de la mano de Minho.

La escena efectivamente era grotesca, la sangre cubría el suelo casi por completo, las estatuas habían sido reemplazadas por los cuerpos sin vida de los trabajadores del museo y lo que parecían algunos estudiantes de artes. Barillas de metal y espinas se clavaban en la piel de las víctimas, manteniendo los cuerpos en poses extrañas, algunas imposibles para ser naturales en un humano, todos con graves moratones y líneas rojas por todo su cuerpo, que salían de una mancha roja en sus frentes en forma de corazón.

DEAR VILLAIN - MINSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora