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Camile sentía la presencia de Zero en cada momento desde que habia tenido aquel incidente con el cuerpo de Eva, pero había logrado mantener a raya a la demonio en su mente, evitando que tomara control

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Camile sentía la presencia de Zero en cada momento desde que habia tenido aquel incidente con el cuerpo de Eva, pero había logrado mantener a raya a la demonio en su mente, evitando que tomara control.

Sin embargo, cada día era una batalla interna más ardua, con la demonio buscando romper la barrera que Camile había construido.

Las noches eran las peores. El demonio hablaba de poder, de control, de rendirse a lo inevitable. Prometía a Camile una vida sin dolor, sin miedo, si tan solo dejaba de luchar. Pero Camile sabía que esas eran mentiras. Lo que Zero quería no era aliviar su sufrimiento, sino consumirla por completo, borrar su existencia y ocupar su lugar en el mundo.

Esa noche en particular, Camile estaba más débil que de costumbre. El peso del día, los horrores que había presenciado, la muerte y la desesperación, todo se acumulaba sobre sus hombros. Klaus estaba en el campo de batalla, y Camile no se atrevía a buscarlo. Su propio corazón estaba hecho trizas por la culpa, la ansiedad y el miedo constante de perder el control.

Mientras intentaba dormir en su litera, el frío zumbido de Zero se intensificó.

— No puedes seguir así,— susurró la demonio, su voz suave como un veneno dulce. —Estás agotada. Déjame ayudarte. Puedo hacer todo esto desaparecer.— Camile cerró los ojos con fuerza, su cuerpo temblando bajo las sábanas. Intentó pensar en Klaus, en la conexión que habían compartido, en el consuelo que habían encontrado el uno en el otro.

El cerrar los ojos la sangre embarraba su cuerpo, había pasado noches largas intentando borrar el rostro de la muerte de su mente, y cada noche no se permitía dormir temiendo por Zero y cada noche fallaba encontrando heridas nuevas en su cuerpo.
Camile estaba muriendo y Zero era la responsable.

Cada mañana su cuerpo era pesado y doloroso, como si viviera en una piel ajena, la falta de sueño estaba afectado rendimiento en el área de enfermería y aunque eso no le importaba mucho temía debido a que en muchas ocasiones se encontró a sí misma sin control de sus palabras o sus movimientos, tal como había pasado en su última discusión con Klaus.

Camile se revolvió en la litera, el sudor perlaba su frente mientras su mente luchaba por mantenerse firme. Pero la batalla interna se estaba volviendo demasiado intensa. De repente, un destello de imágenes aterradoras cruzó su mente: cuerpos mutilados, rostros conocidos distorsionados por el dolor,  ella en medio de todo, y lo que más le aterraba era la sensación de haber provocado ese sufrimiento.

—¡No!— gritó, sentándose bruscamente. La tienda estaba en completo silencio, pero su corazón latía frenéticamente, y sentía como si el aire se hubiera vuelto irrespirable.

No podía quedarse allí. Tenía que salir, tenía que alejarse del constante bombardeo mental. Salió de la tienda de campaña tropezando con sus propios pies mientras el mundo a su alrededor parecía girar.

Y más destellos aterradores ahogaba su mente.

"Eva...Eva, Eva"

"Tú me la servirte en bandeja de plata"

𝐅𝐋𝐎𝐖𝐄𝐑 | The Umbrella AcademyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora