FLOWER| ❝Y es que entre tanto caos y destrucción; estaba ella, completamente ajena a la ambiente, con cada uno de sus pétalos resplandecientes y delicados❞
El la deudécima hora del primer día de octubre de 1989, cuarenta y tres mujeres dieron a luz...
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Maratón 2/??
—¡Toda la vida es así contigo!—, Alice empezo a alzar la voz un punto en el que no le interesaba si todos se le quedaban viendo o no— Estoy harta de que solo pienses en ti, Cinco.
Golpe bajo, casi como una bofetada o peor.
—¿Qué solo me preocupo por mi? Escucha lo que estas diciendo.
—Chicos—, hablo Camile por primera vez—, chicos, no creo que sea la...—los gritos de ambos interrumpieron a Camile— ¡Chicos!
—¿¡Qué!?— gritaron ambos al mismo tiempo.
—¡¿Podrían dejar de pelear por un segundo?!— Camile alzo su voz llamando también la atención de los transeúntes—. No se van a solucionar sus problemas si pelean como un matrimonio de 50 años que odian la mínima presencia del otro. Carajo.
Klaus los observó por un par de segundos, como si intentará leer sus pensamientos, no tardo en sacar conclusiones y por más extraño que pareciera podría ser la única razón de su comportamiento.
—Un momento— hablo el rizado rodeando a los únicos dos involucrados—, ustedes no se....casaron ¿verdad?— Alice se cruzo de brazos sin responder, evitando insistencia en la mirada de Camile y Klaus— ¡No lo puedo creer!— exclamó con entusiasmo antes de agarrar unas hojas secas del piso y lanzarlas como si fueran pétalos de rosas.
—Ese no es su problema.
***
Los hermanos Hargreeves corrieron a toda velocidad cuando escucharon la voz Diego anunciando que el pronto empezaria a perseguirlos.
—¡Por qué siempre yo primero!— grito un pequeño Ben escapando de las manos de su hermano.
Cinco corrió hacia los estantes para esconderse detrás de ellos, hasta el momento Diego estaba invicto logrando atrapar a casi todos sus hermanos, el castaño observó a lo lejos la ropa interior de Klaus que el mismo ofrecio como la bandera anunciando el único lugar al que tenían que llegar para ganar y por fin vencer a su hermano.
Diego miro de reojo a Cinco estando al otro lado de la gran habitación aún podía alcanzarlo, en cuestión de sgundos ambos corrieron hacia sus objetivos cuando solo se escucho el golpe de ambos cayendo al piso y a los pocos segundo el sonido de un jarrón rompiéndose.
Todos los hermanos corrieron cuando escucharon el grito de ambos, su padre ya los habia castigado anteriormente por romper accidentalmente platos o algún vaso, pero un jarrón del estante especial de papá, ese castigo seria icónico y esta vez podría caerles a todos.
—¡Eres un idiota, Diego!— grito el niño aún bajo su hermano.
—Lenguaje— reclamó Luther antes de ayudar a sus hermanos.
