El número cero es el más importante de todos
Parte VI
Una pequeña castaña corrió hacia su habitación intentando no golpear muy fuerte la puerta tras entrar, se escondió detrás de su gran armario y en ese momento, casi segura de que nadie la escucharía dejó de resistirse y comenzó a llorar desconsoladamente. Ella se deslizó lentamente por uno de los costados del mueble.
Se sentía completamente deshecha, el entrenamiento de la mañana había acabado; bueno al menos para ella. Su padre, (como ya era costumbre) se había encargado de recordarle lo mediocre e insuficiente que era, no tenía avances con las pruebas físicas y mucho menos con sus habilidades, sin embargo esta vez había sido retirada del entrenamiento por ser una "distracción" y el ejemplo perfecto de como no realizar los ejercicios propuestos.
—¿Eh? ¿Camile, por qué no estás con el resto? ¿Estás bien? Parece que lloras. Dime que pasó, por favor. — la castaña levanto la cabeza saliendo de su burbuja tras escuchar la voz de Vanya, quiso acercarse y abrirle la puerta, pero el viejo le ocasionaría problemas si se enteraba que Vanya estaba junto a ella.
—Vuelve a tu lección, Vany, estoy bien.
—Pero-
—¡Número Siete, aléjate de esa puerta! ¡Tu hermana está afrontando las consecuencias de su mediocridad y no debes interferir!
Las horas pasaron, cuando empezó a oscurecer la niña ya había dejado de llorar, sin embargo su estado de ánimo no cambió. Odiaba a su estúpido padre y a esos estúpidos que a veces ni siquiera podía ver como hermanos ¿acaso era Vanya la única que la entendía realmente?; ella no ansiaba ser una heroína, lo detestaba desde el fondo de su corazón, anhelaba una vida tranquila; sin embargo aún quería que alguien se sintiera orgulloso de sus esfuerzos, sabía que nadie esperaba o tenía expectativas altas en ella, solo recibía reprimendas y miradas burlonas de esos idiotas.
Camile suspiró y acarició con suavidad las quemaduras de sus manos, su cuerpo estaba hecho para resistir altas temperaturas por su pyroquinesis, sin embargo muchas veces había excedido su límite con el fin de adaptarse; el entrenamiento siempre era mucho más riguroso para ella y hacia lo podía y ese estúpido viejo nunca reconocía sus logros.
—Debes controlarte, Número Cero— le repetía sin cansancio como si se tratara de un lema. Todo era insuficiente para él. Tan pronto como su mente regresaba a lo ocurrido en la mañana el enojo en su interior iba incrementando con rapidez.
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𝐅𝐋𝐎𝐖𝐄𝐑 | The Umbrella Academy
FanfictionFLOWER| ❝Y es que entre tanto caos y destrucción; estaba ella, completamente ajena a la ambiente, con cada uno de sus pétalos resplandecientes y delicados❞ El la deudécima hora del primer día de octubre de 1989, cuarenta y tres mujeres dieron a luz...