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POV JENNIE.

Las extravagantes no solían ser mi tipo, pero había algo en Lalisa Manoban que conseguía que se me hiciera la boca agua y me hormiguearan los dedos por la necesidad de tocarla. Tal vez, al final no iba a pasarlo tan mal en esa boda . Tras la conversación que había mantenido con Chaewon, necesitaba distraerme durante el tiempo que estuviera atrapada en ese encantador hotel rural en medio de ninguna parte.

Lalisa apartó la mirada de mí, cogió el chupito de tequila y se lo llevó a esos labios rojos y carnosos.

—Despacio.—le dije, bajando la mirada hasta su pecho; aunque regresé a esa boca que me atraía como un imán—. Primero mójate los labios y pruébalo con la punta de la lengua.

Tenía muchas más ideas de lo que podía hacer con la lengua cuando terminara con el tequila.

Me gustaban las mujeres que suponían un reto, que no se reían a carcajadas en cuanto nos presentaban. Tanto si iba a acostarme con una mujer una noche o una semana, siempre prefería a alguien que diera tanto como recibía. Me había dado cuenta de que lo que una mujer era vestida a menudo se traducía en cómo era desnuda, y no me gustaba acostarme con mujeres pasivas.

Lalisa no iba a serlo.

Sus deliciosos rizos castaños iban a rebotar mientras me cabalgaba.

Esos labios rojos podían ser todavía más perfectos alrededor de mi polla mientras me succionaba hasta el fondo y esos pechos… Reprimí un gemido que retumbó en mi caja torácica.

Frunció el ceño, suspicaz.

Tomó un pequeño sorbo del chupito con timidez. Me miró como si estuviera convencida de que le estaba gastando una broma y de que iban a salir serpientes del vaso.

Si no hubiéramos estado en público…, la habría pegado a la pared y le habría borrado esa suspicacia a besos.

Sus ojos se abrieron de par en par cuando el tequila le humedeció sus labios, y bajó el vaso.

—No es para tanto.

Me reí entre dientes.

Era de lo mejorcito.

—¿Te gusta más esto que el vino?.—preguntó.

El vino no estaba mal.

Jisoo era experta y ese día en concreto no había escatimado en gastos. Pero ese tequila, Asombroso’s del Porto, era de lo mejor que me metía en la boca.

Mujeres aparte.

Lalisa bebió otro sorbo, y yo solté el aire, relajando los hombros y despojándome del estrés que me había provocado la llamada anterior.

No podía hacer nada hasta el día siguiente, así que mejor disfrutar de la tarde.

Y de la noche.

Con Lalisa.

La boda era un evento privado, sin paparazzi a la vista. Yo no estaba trabajando. Lalisa era muy guapa, luchadora y estaba sentada a mi lado.

Eran los ingredientes perfectos para una noche perfecta.

—Está bien.—dijo ella—. Está bueno, lo admito. Pero estamos comiendo pollo. No estoy segura de que vaya bien con él.

—Combina con todo.—aseguré.

—¿Siempre tienes que decir tú la última palabra?.— preguntó, y luego comió otro poco de pollo.

—En algunas ocasiones.—respondí, pensando en la última vez en la que no había tenido la última palabra en Astro Holdings. Probablemente, cuando le pedí al consejo que ignorara los rumores de la City y se centrara en los resultados.

Ceo KimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora