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POV JENNIE.

Tres trozos de papel no iban a demostrar nada.

—¿Es todo lo que tienes? .—pregunté a Yuna. Habíamos quedado en una cafetería ubicada en un sótano, cerca de Euston Station. Esperaba que, al ser pleno día y estar en un lugar muy concurrido, la gente no se diera cuenta de nuestra presencia o, si lo hacía, no interpretaran aquel encuentro como algo clandestino.

Así que, a menos que alguien nos estuviera siguiendo a una de nosotras, no íbamos a salir en las columnas de cotilleos.

Yuna asintió mientras se mordía el labio.

—Lo oí entrar en el baño de arriba. No quería arriesgarme a imprimir nada más por si me pillaba. —Cogió la taza de café y volvió a dejarla en la mesa sin darle ni un sorbo.

Había conseguido escapar a mi infierno personal durante una hora. A pesar de que corría el riesgo de tener que enfrentarme a la ira de Chaewon, me escapé cuando Christine estaba en el baño y me escabullí por las escaleras para encontrarme con Yuna.

Al parecer, las dos teníamos que aprovechar cuando la gente iba al baño.

—Es solo una lista de clientes y sus inversiones.—comenté—. No da demasiada información.

—Pero puede ser el principio, ¿no? El hilo del que tirar. —Al fijarme en los ojos rojos y la manicura desgastada, me di cuenta de que Yuna no era ella misma. Tal vez Jackson llevara más de una década casado con esa mujer y bromeara diciendo que eran como barcos que se cruzaban en la noche, pero hasta él iba a darse cuenta si Yuna no se esmeraba en poner buena cara.

—Bueno, sí. Pero eso no demuestra que les esté robando.

—¿Por qué si no va a tener más de cien millones de dólares en una cuenta personal en las Islas Caimán de la que no me ha hablado? Ni siquiera está a nombre de los dos. Solo al suyo.

Cuando Yuna me contó que la policía la había interrogado sobre los negocios de Jackson, había supuesto que lo estaban acosando. O eso me había dicho. No la presioné, pero me pregunté si tenía o no la sensación en las tripas de que lo que era inevitable por fin se había hecho realidad.

No iba por ahí pensando que mi amigo era un corrupto o un mentiroso, pero no me había sorprendido demasiado que la policía le dijera a Yuna que eso era exactamente.

—¿Le has hablado a la policía de esa cuenta? .—Me parecía genial que la cuenta estuviera solo a nombre de Jackson. Todavía tenían que convencerse de que Yuna no estaba implicada en su plan.

Ella negó con la cabeza.

—Todavía no. Por supuesto, cooperaré con ellos, pero no puedo evitar pensar que debería avisar a Jackson.

Me eché hacia delante para alcanzar el otro lado de la mesa y le apreté el hombro.

—Prométeme que no lo harás. —La policía había sido muy clara con ella al decirle que, si pretendía no ser procesada, no debía advertir a Jackson. Solo su cooperación y su discreción iban a mantenerla fuera de la cárcel.

Le había aconsejado a Yuna que rebuscara a ver qué podía encontrar en el despacho de Jackson en su casa. Cualquier prueba podía ser una moneda de cambio para salvarla.

—¿Crees que tiene planeado irse a alguna isla y dejarme aquí sola para que me ocupe de las consecuencias de que haya robado a sus inversores? .—preguntó ella, con la voz temblorosa.

Yuna tenía muchas preguntas que yo no podía responder.

En especial, ese día.

Estaba desconcentrada y ni siquiera distinguía la izquierda de la derecha.

Ceo KimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora