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POV LISA.

En aquel salón del hotel Covent Garden, el contraste entre los colores y estampados de las cortinas y los de las alfombras y los sofás era tan intenso que apenas podía distinguir la puerta de la izquierda que me había indicado la recepcionista.

Yuna había cancelado la reunión que Jennie había concertado y no había devuelto ninguna llamada durante la última semana.

No me sorprendía demasiado.

Había perdido la esperanza de volver a saber algo de ella después de lo que le había hecho a Jennie.

Me había llamado el día anterior, pidiéndome que nos viéramos allí a las dos antes de colgar.

Una de dos: o me echaba la bronca por haber escrito aquel artículo sobre Jennie, o quería hablar conmigo de su historia.

Yo quería hablar de su historia.

No podía ni siquiera pensar en Jennie.

Cada vez que lo hacía, era como sumergirme en un pozo de arrepentimiento y autocompasión.

Me saludó al entrar en lo que parecía una biblioteca.

—Hola.—dijo; pasó junto a mí y cerró la enorme puerta de roble a mi espalda—. Me alegro de volver a verte.

—Sí, y yo también.—respondí.

Me hizo un gesto brusco con la cabeza antes de darse la vuelta. Parecía que iba a recibir una reprimenda como mínimo.

—¿No les importará que cerremos la puerta? .—Al fin y al cabo, estábamos en un hotel público, y si la puerta estaba abierta, no iba a poder ser demasiado brutal conmigo.

—No, dijeron que les daba igual. —Tomó asiento en uno de los sofás acolchados y señaló con la cabeza la bandeja que había en el enorme reposapiés entre nosotras—. He pedido té, ¿te parece bien?

Asentí, y me senté en la silla junto al sofá.

—Gracias por venir.—dijo—. Estoy nerviosa, así que discúlpame si parezco un poco… apagada.

—Gracias por llamarme. Yo también estoy un poco nerviosa.

Suspiró y entrelazó las manos sobre el regazo.

—Siento no haber respondido antes. Pero si Jackson es capaz de tener una cuenta bancaria secreta en las Islas Caimán, seguro que puede ponerme micrófonos en el teléfono. Y estoy demasiado asustada para comprar otro. Si lo descubriera, sabría que estoy tramando algo.

Había estado tan atrapada en mi propio drama que no había pensado que Yuna podía no haber respondido por culpa de Jackson.

—Pero no está tramando nada. —La tranquilicé—. Es él quien te está ocultando cosas. Tú solo te estás protegiendo.

Mostró una sonrisa forzada mientras me pasaba una taza y un plato.

—Sí. Eso es lo que Jennie sigue diciéndome. Es una buena amiga.

Jennie era así: tremendamente leal con sus allegados. Por eso debía de haberse tomado fatal lo que había escrito sobre ella. Por mucho que intentara justificarlo con que solo había dicho la verdad, sabía que Jennie no iba a verlo así.

Tomé un sorbo de mi té demasiado caliente e intenté concentrarme en Yuna.

—¿Por dónde empezamos? .—preguntó.

Aliviada de que estuviéramos allí para hablar de su historia, metí la mano en el bolso y saqué un bloc de notas.

—¿Por qué no empezamos charlando un poco? ¿Te importa si tomo algunas notas?

Ceo KimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora