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POV LISA.

Había pasado la mayor parte de la tarde sentada detrás del escritorio, juntando las piezas del perfil de Jennie. Aunque había pensado que en esos instantes aún iba a estar en Norfolk, si Jennie tenía que volver y trabajar, yo también.

-Necesito un tentempié.-le dije a mi madre cuando entré en la cocina, donde se encontraba ella con las gafas apoyadas en la punta de la nariz. Estaba sentada a la mesa de la cocina leyendo el periódico, como todos los domingos por la tarde desde que tenía uso de razón.

-Sírvete tú misma, querida.-respondió sin levantar la vista.

Abrí la puerta de un armario de la cocina en busca de galletas.

-¿Has visto esto? .-preguntó, sosteniendo el Sunday Mercury-. ¿No estabas trabajando en una historia sobre ella?

Mierda.

Había escrito otro artículo sobre Jennie.

Algo que podía hacer que ella tuviera más problemas con el presidente.

Le eché un vistazo, tratando de mostrar desinterés.

-¿Qué es? .-Debía de ser un artículo sobre Yuna, quizá, incluso, con una fotografía junto al coche en Norfolk.

Me había costado hasta el último gramo de autocontrol no decirle que era imposible que Yuna y Jennie mantuvieran una aventura. Jennie no le habría hecho algo así a Jackson a pesar de lo que Jackson le había hecho a ella. Y no se habría acostado conmigo si estuviera con Yuna.

No me habría engañado.

Jennie no era infiel.

-Yuna Wang ha sido rechazada.-anunció mi madre.

Entrecerré los ojos al leer el titular:


¿Usada y desechada?

La foto era de la puerta de Jennie, y Yuna Wang tenía el brazo levantado como si estuviera golpeándola.

Suspiré.

-¿Cuál es tu teoría? .-pregunté-. ¿Se le olvidó la llave?

-Está claro que ella se ha aburrido y Yuna se ha enfadado. Eso es lo que pasa con estas personas de éxito: creen que pueden tratar a los demás como juguetes. Creen que juegan con reglas diferentes a las del resto de la humanidad, y ¿sabes qué, Lisa?, lo triste es que muy a menudo lo hacen.

-¿Y eso es lo que te han dicho tus fuentes?

Me miró.

-Pues no. Esta vez no tengo nada más que la fotografía, pero ¿por qué si no iba Yuna a estar llamando desesperadamente a su puerta un sábado por la noche? Es obvio que no le contesta al teléfono.

-¿Este sábado? .-pregunté.

No tenía sentido.

Yuna estaba en Norfolk el sábado y sabía que Jennie también.

Quien quiera que fuera la fuente de mi madre, era un mentiroso, pero eso ya lo sabía.

-He dicho sábado, quería decir viernes. Un vecino llamó a una de mis fuentes. Yuna parecía histérica, pero Jennie no le abrió la puerta.

-Tal vez había tenido un mal día en el trabajo.

Mi madre se rio.

-Por supuesto que sí.

La rabia hirvió en mi interior y me olvidé de las galletas para ir de nuevo al piso de arriba. Si pasaba más tiempo en la misma estancia que mi madre, íbamos a acabar peleándonos.

Ceo KimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora