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POV JENNIE.

Por muchas veces que visitara ese lugar, seguía mirando los carteles sin perderme ninguno, sin confiar nunca del todo en encontrar la cafetería entre esa maraña de pasillos que parecían todos iguales.

El murmullo de las voces, el inconfundible olor a col hervida y el ruido metálico de la porcelana hospitalaria al doblar la esquina me indicaron que estaba llegando.

Allí, a mi izquierda, estaba la entrada.

Miré el reloj, justo a tiempo. Aunque, sin duda, Jeno iba a llegar tarde.

Cogí una bandeja y me puse a la cola de la comida caliente, sonriendo para mis adentros. Si Lisa pensaba que debía tener mayordomo, ¿qué habría opinado al verme hacer cola para tomar sopa en la cafetería de un hospital?

Lisa no se había dado cuenta todavía de que para los Kim la medicina estaba por encima de todo. Por muy ocupada que yo estuviera, no salvaba vidas.

Así que, si quería ver a mi hermano, yo acudía a él.

Cogí el cuenco, el panecillo, la cuchara y la botella de agua, pagué y me fui a buscar una mesa libre. La gente se quejaba de la comida del hospital, pero la sopa siempre estaba buena.

Daba igual el sabor.

Escudriñé las mesas en busca de un asiento libre antes de ver a Jeno al otro lado de la sala, con la mano en alto, intentando llamar mi atención.

—Has llegado pronto.—dije, deslizando la bandeja frente a la suya—. ¿Qué ha pasado, has matado a todos tus pacientes?

—Sí.—dijo; mojó el pan en la salsa de puerro y patatas antes de metérselo en la boca.

—Excelente trabajo. Me alegro de saber que sigues haciendo que mamá y papá se sientan orgullosos.

Se encogió de hombros con el tipo de confianza que da el saber que, de hecho, nuestros padres se enorgullecían de él.

Lo hacían de todos mis hermanos porque todos eran médicos.

—¿Vendrás a Norfolk el próximo fin de semana? .—preguntó. Jeno era el que menos iba por la casa paterna, pero ya que en ese momento solo pasaba consulta, esperaba que dispusiera de más tiempo.

—Sin duda, iré. ¿Y tú?

—Sí, iré.—dije—. Woozi me ha dicho que estaremos los cinco.

—Guay, no estamos juntos desde Navidad.

—¿Sabes si alguien llevará invitados? .—pregunté. De vez en cuando Jeno o Woozi llevaban a una amiga a Norfolk, pero no ocurría a menudo. Sabía que llegar acompañada de Lisa, aunque fuera estrictamente por negocios, podía hacer que arquearan las cejas.

Jeno se encogió de hombros.

—No creo.

—En este momento, el Post sigue todos mis pasos y alguien me acompañará a casa. Están haciendo un perfil sobre mí.

—¿En serio? .—preguntó Jeno, tomando una cucharada de sopa—. No te pega nada.

—Lo ha organizado la directora de Relaciones Públicas. Estoy recibiendo muchas críticas últimamente y cree que dar un perfil positivo podría ayudar a lavar mi imagen.

—He visto esa columna sobre Yuna y tú. ¿Hay algo entre vosotras dos?

Puse los ojos en blanco.

—Sabes que nunca me he acostado con Yuna. Sería como acostarme con mi hermana.

Ceo KimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora